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TELEVISIÓN | ELECCIONES EN CATALUÑA
Columna
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Tomàs Delclós

Los anuncios electorales son un indicio obvio de lo principal que cada partido quiere transmitir en campaña. CiU empieza con Jordi Pujol elogiando lo mucho que se ha hecho en sus 23 años de mandato y pidiendo que confiemos en Artur Mas. Da y avala el relevo. Es un mensaje de tono institucional donde se destaca que llega una nueva generación, distinta, pero con los mismos ideales. En cambio, la segunda parte adquiere tonos reivindicativos clásicos con resonancias espriuanas (más libre, más plena, més enllà...). Como si Mas no hubiera estado en la Generalitat, mandando. En otro anuncio, el introductor es Duran Lleida haciendo algo prohibido en las campañas comerciales: criticar otras marcas. Duran dice que si manda otro partido, cuyas siglas muestra, mandará Madrid. Mas sigue en su tono épico con figurantes con pancartas cuyo lema es poco comprometido: "Sí" (véase la Espuma del pasado martes).

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También el anuncio de Esquerra tiene dos tiempos, dos registros. Empieza de una manera particularmente simpática, con unos guiñoles que critican a los políticos que no hacen caso a la gente, que sólo se acercan a ella cada cuatro años. Pero en la segunda parte, se olvidan de cualquier heterodoxia, y para transmitir que son una alternativa de gobierno acuden a una iconografía supuestamente seria, casi lúgubre. Los candidatos, con Josep Lluís Carod al frente, hacen unas someras promesas y piden confianza. El anuncio refleja una doble condición de Esquerra, difícil de administrar: muchos años en la oposición, pero no queriendo quedarse en las trincheras, sino demostrando que son fiables para gobernar. ¿Por qué para dar esa imagen de Gobierno hay que acudir al hieratismo escultórico?

Joan Saura insiste en su condición de verde. Está bien que lo haga dentro de un coche, máquina crucificada en Kyoto, y está muy mal que regrese al tópico verde más verde; un prado donde incomprensiblemente hay una silla. También desde allí predica el candidato. En este contexto gana poderío la imagen del candidato gerundense paseando por un bosque quemado.

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