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El claustro de los Jerónimos retorna al edificio ampliado del Prado de Moneo

Centenares de elementos arquitectónicos y ornamentales del claustro barroco de la iglesia de San Jerónimo el Real, enviados desde la localidad madrileña de Meco, han comenzado a ser instalados en el nuevo espacio ampliado del Museo del Prado recién construido junto al templo desde el cual fueran desmontados y siglados pieza a pieza hace ahora 21 meses.

Hasta el momento son más de 400 los elementos pétreos que han retornado al antiguo monasterio real, mediante traslados a un ritmo semanal de cuatro camiones remolque cargados de sillares de hasta tres toneladas. Los remolques recorren un trayecto de unos 38 kilómetros, desde unas dependencias del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes situadas junto a la sede alcalaína de la Biblioteca Nacional, hasta la iglesia madrileña.

Así lo confirmaron ayer fuentes del Instituto del Patrimonio Histórico Español. Esta entidad estatal supervisa la idoneidad de las condiciones de restauración, conservación y traslado de los materiales desplazados para la ampliación del Prado, orientada hacia el antiguo espacio claustral.

Este valioso patrimonio histórico-cultural madrileño ya en 1926 fue declarado monumento nacional. Sus 48 fustes de orden imperial toscano, con dovelas ornamentales, más 3.500 bloques de granito tallado van a quedar paulatinamente integrados dentro de un perímetro hormigonado en el interior del edificio que, desde la primavera de 2001, construye el arquitecto navarro Rafael Moneo sobre un lar de cota coincidente, a grandes rasgos, con el que el antiguo claustro ocupara.

Hasta el momento han sido ya reubicadas al menos seis hiladas básicas del monumento, que se asienta sobre grandes losas. En su nuevo anclaje, la magna arquería quedará dispuesta sobre cuatro fachadas de una superficie cuadrada de unos 26 metros de lado, con 10 arcos de medio punto distribuidos en dos plantas por cada facies, rematadas por cornisamientos dentados. Este conjunto se inserta en una estructura perimetral que se aproxima a los parámentos del norte, que mira a la fachada sur del templo, y del este, a la calle de Moreto, frente al edificio parroquial que culmina ya el arquitecto Francisco Jurado. Tal descentramiento libera el ámbito interior construido por Moneo hacia el sur y el oeste, así ensanchado y jalonado con ventanas para contemplar las artísticas arcadas barrocas.

Respecto a un segundo claustro, de estilo isabelino, que precedió al ahora reenviado a Los Jerónimos y bajo él situado, quedará en dependencias del Museo Municipal de San Isidro. Al menos un módulo de la arquería que lo singularizaba, con el lema Agrio y dulce adoptado durante su reinado por Enrique IV de Castilla, entre 1454 y 1474, será exhibido como exponente de aquel estilo, sublimado en San Juan de los Reyes, joya gótica toledana.

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