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EE UU abrirá un centro de escuchas en el Sáhara para perseguir a Al Qaeda

Níger no vendió uranio al régimen de Sadam Husein, según reconoció Joseph Wilson, el embajador norteamericano que investigó ese supuesto tráfico, pero la implantación de Al Qaeda al sur de Argelia y en los países del Sahel preocupa a Estados Unidos.

A su paso por Argel, a finales del mes pasado, el secretario de Estado adjunto, William Burns, declaró que se tomaba "muy en serio" un reciente e incendiario comunicado del argelino Grupo Salafista de Predicación y Combate (GSPC) jurando fidelidad a Al Qaeda.

Un mes antes de que Burns viajase a Argel, el diario The New York Times reveló que la National Security Agency (NSA), el más secreto de los servicios norteamericanos, iba a instalar una estación de escuchas en Tamanrasset, la puerta del desierto, situada a 2.060 kilómetros al sur de Argel.

En febrero pasado, una delegación de la NSA, la CIA y el FBI viajó a Argelia para reforzar la cooperación antiterrorista y discutir las modalidades de funcionamiento del dispositivo de escuchas telefónicas, radiofónicas e informáticas, según informó Le Quotidien d'Oran.

Más selectivo y eficaz que los Grupos Islámicos Armados, el GSPC, que dirige ahora Nabil Sahraoui, se dio a conocer la pasada primavera cuando secuestró en el desierto argelino a 32 turistas, en su mayoría alemanes y austriacos, que liberaron en dos tandas. A cambio obtuvieron un rescate de al menos 45 millones de euros.

La segunda hornada de turistas fue puesta en libertad en agosto, en Malí, pero las autoridades argelinas sospechan que centenares de terroristas, incluidos varias decenas de extranjeros procedentes de Asia Central y Oriente Próximo, se quedaron entre la aldea maliense de Taudemi y los desfiladeros argelinos de Chenachane. Su intención sería convertir la zona en base de operaciones.

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De ahí que el ministro de Defensa de Malí, Mahaman Kalil Maiga, haya pasado el fin de semana en Argel, donde fue recibido, el domingo, por el presidente Abdelaziz Buteflika. Sus anfitriones le insistieron en la necesidad de ahondar la cooperación después de que Bamako hubiese protestado por la incursión en su espacio aéreo de aparatos de la fuerza aérea argelina. Ésta desmintió la incursión en el país vecino, uno de los más pobres del mundo.

Argel empieza ahora, en cambio, a poder contar con una mayor colaboración de Washington. "Nosotros vamos, obviamente, a incrementar nuestro esfuerzo y no sólo con Argelia (...)", anunció William Burns. "La ayuda de Argelia ha servido para salvar vidas norteamericanas y le estamos agradecidos", añadió. "(...) nunca, desde la independencia de Argelia, la relación con EE UU ha sido tan intensa".

Burns mencionó que, además del intercambio de información entre servicios secretos, EE UU entrenará a más militares argelinos y proporcionará material a su Ejército pero no precisó si le venderá armas ofensivas.

El Pentágono sólo autorizó, durante años, la venta a Argel de armas no letales a causa de los atropellos cometidos por sus fuerzas armadas en su represión contra los radicales islamistas. "Los amigos argelinos [deben saber] que el terrorismo se combate en el marco del respeto de la ley y de los derechos humanos", subrayó Burns.

Las autoridades argelinas se han quejado en múltiples ocasiones de que estas restricciones para la adquisición de armamento, en especial de helicópteros de ataque, merman la eficacia de la lucha antiterrorista.

Burns concluyó en Rabat su gira por el Magreb. Allí anunció la duplicación, en el 2004, de la ayuda no militar a Marruecos hasta alcanzar los 40 millones de dólares para que pueda así mejorar su lucha contra el terrorismo, que se cobró 45 muertos, en mayo, en Casablanca. La asistencia militar también aumentará el año próximo hasta los 20 millones de dólares.

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