"La ley sólo ha reglado lo que ocurría clandestinamente"

Roger Lallemand, jurista de 71 años, es el presidente de la Comisión de Control y Evaluación de la Eutanasia de Bélgica y el hombre que en 1990 redactó la ley del aborto para este país.

Pregunta. Es curioso observar cómo se ha recibido con naturalidad la ley de eutanasia. Ya no hay debates, ni disputas.

Respuesta. Es que esta cuestión lleva un largo camino. No llega de un día para otro ni depende de la decisión del Parlamento. Es algo relacionado con una sociedad que evoluciona sobre sus valores. Si hace 40 años hubiéramos planteado esto, nos habrían tachado de locos en un país de amplia tradición católica. En realidad, la ley llega porque la eutanasia se practicaba desde hacía mucho tiempo en la semiclandestinidad. Obviamente, hay una base ideológica, que es la defensa de la autonomía de la persona. Ésa es la gran revolución: la reivindicación de la soberanía de la persona sobre su propia vida hasta incluso ponerle fin.

P. Hubo varios manifiestos de médicos en contra.

R. También los hubo a favor, aunque tradicionalmente los médicos son reticentes a la eutanasia, lo que es comprensible porque es difícil dar muerte a una persona incluso en circunstancias especiales.

P. El número de casos oficiales registrados en un año son pocos si se compara con Holanda.

R. El número real de eutanasias ha sido quizá el doble o el triple. Los médicos aún no están acostumbrados. Lo importante es que se controla lo que ya se estaba haciendo en la semiclandestinidad. Y también hay que tener en cuenta que la eutanasia no está aquí generalizada como en Holanda. Hay hospitales que se niegan a aplicar la eutanasia, lo que para los enfermos es complicado, pues tienen que cambiar de hospital si quieren beneficiarse. Los casos más complicados son los de personas cuya muerte no es inminente.

P. ¿Cómo el del tetrapléjico francés Vincent Humbert, que pidió a su madre que le desconectara el respirador?

R. Sí, porque ahí se necesita la consulta de un tercer médico. Pero ha habido casos aquí como ése, sí.

P. ¿Qué tipos de hospitales son los que rechazan la eutanasia?

R. Los católicos, aunque no todos. Hay que tener en cuenta que la posición del Papa y la Iglesia en esta cuestión es radical.

P. ¿Cómo funciona la comisión de control? ¿Le causa problemas de conciencia? ¿Hay demasiada burocracia?

R. Somos una quincena de personas, juristas, médicos, filósofos y algún religioso. Recibimos la documentación de cada uno de los casos cuando ya se han producido. Los médicos se han quejado de tener que rellenar tantos papeles. A nosotros nos llegan sin la identidad del enfermo. Comprobamos que se han seguido las normas, que el enfermo padecía un sufrimiento físico o psíquico incurable y que quería morir y, en caso de que detectemos que no se ha cumplido alguna de las condiciones de la ley, lo enviamos a los jueces o a la fiscalía, lo que no ha ocurrido todavía.