Los primeros pasos de Rajoy
Encuentros con empresarios, contactos en el País Vasco y un cambio de tono en los mensajes: el candidato está en marcha
La noche electoral del 26 de octubre José María Aznar, por vez primera en 10 años, no apareció en el balcón de la sede del PP de la madrileña calle de Génova para festejar el triunfo de su partido en las urnas. Mariano Rajoy ocupaba su lugar entre la ganadora en las urnas madrileñas, Esperanza Aguirre, y el vicepresidente primero del Gobierno, Rodrigo Rato.
Al día siguiente, Aznar tampoco comparecía en la reunión de la comisión ejecutiva del PP, que analizó los resultados electorales. Esta ausencia era menos novedosa. Rajoy ha presidido, sin Aznar, dos comisiones ejecutivas y una junta directiva del PP. Lo mismo sucede con las célebres reuniones de maitines de los lunes, en las que la cúpula del Gobierno y del PP planifica su acción semanal. O con el papel de telonero de Rajoy que Aznar ha asumido en los mítines que han compartido en la campaña electoral madrileña.
El secretario general del PP promete respetar los compromisos de Rato en el ámbito económico
Por eso a Rajoy no le sorprendió la ausencia de Aznar del balcón de la sede de Génova, el domingo. "No hacía falta hablarlo. Se está cumpliendo el compromiso de reparto de responsabilidades al que llegaron Aznar y Rajoy en Quintos de Mora (Toledo) el 30 de agosto", señalan colaboradores de Rajoy. "El partido lo llevas tú", le dijo Aznar a Rajoy.
Pero el reparto está teniendo una particularidad, la de proteger al candidato del desgaste del Gobierno al asumir Aznar en exclusiva las responsabilidades del Ejecutivo. Incluso en aquellas funciones de partido menos brillantes, como los mítines del PP en una campaña como la de las elecciones de Cataluña, en la que los populares pueden quedar como cuarta fuerza política, Rajoy quedará protegido con una participación de perfil bajo. A día de hoy, sólo está prevista su intervención en un mitin en las elecciones catalanas, una cifra muy inferior a la de las madrileñas, en las que intervino en cuatro.
Las actuaciones conjuntas de Aznar y Rajoy siguen también un guión pactado. "Aznar habla del presente y Rajoy del futuro", señalan en el entorno del candidato. Es a Aznar, por tanto, a quien toca responder del tema más candente que tiene el Gobierno en sus manos, la guerra en Irak, mientras Rajoy tiene barra libre. De este modo, asume una función que le da proyección de gobernante como es el protagonismo de la respuesta al plan Ibarretxe con su presencia en Gernika, el 25 de octubre. "No cabe duda que el plan Ibarretxe es el reto más importante que tiene el Estado en el futuro más inmediato y ahí tiene que estar el candidato", señalan en La Moncloa.
Rajoy está cumpliendo a rajatabla el plan de acción que se trazó la semana del 31 de agosto al 7 de septiembre: Un primer período, que abarca hasta la disolución del Parlamento por Aznar en enero, dedicado prioritariamente a la elaboración del programa electoral, a rellenar sus lagunas políticas y a frecuentar determinados sectores sociales y visitar las 17 comunidades autónomas. La segunda etapa, que abarcará de enero hasta la celebración de las elecciones de marzo, la dedicará Rajoy, de manera progresivamente intensiva, a dar a conocer sus planes de Gobierno.
En el primer periodo planea la larga sombra de Aznar sobre Rajoy. "Rajoy no tiene complejos por ello", dicen en su entorno. Pero al secretario general del PP se le advierte cierta contención respecto a etapas anteriores. "Es la responsabilidad que le ha caído encima", argumentan en su entorno.
Aznar y Rajoy, en esta etapa de transición, coordinan sus planes diarios, con un contacto permanente. Hablan a diario por teléfono y se ven un par de veces a la semana. Aznar le pone al corriente de las principales decisiones de Gobierno que adoptará. Lo mismo hacen los ministros. Aznar ha puesto a disposición de Rajoy todo el potencial del partido, de los equipos de Gobierno y del Gabinete de La Moncloa. Las agendas y los mensajes los coordina el jefe de Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Carlos Aragonés.
Pero Rajoy también empieza a fijar su impronta, aunque más en el tono que en los mensajes porque no se sale del guión que marcó en su discurso ante la junta directiva del PP el día de su nombramiento y que responde al legado de Aznar: estabilidad constitucional, potenciación de la "relación atlántica" y estabilidad presupuestaria.
Es, por tanto, en su estilo dónde se adivina el que puede ser el Rajoy gobernante. Así, ha cuidado mucho el simbolismo en sus visitas a las comunidades autónomas. El primer viaje lo realizó el fin de semana inmediato a su nombramiento por la Junta Directiva Nacional del PP, el dos de septiembre, y sus lugares de elección fueron el País Vasco y Navarra.
La visita más celebrada por sus colaboradores ha sido la realizada a Barcelona la pasada semana, al Círculo de Empresarios de Cataluña, en la que se desenvolvió a gusto. "El tono fue el mensaje" es la frase acuñada del encuentro de Rajoy con la prestigiosa entidad empresarial catalana. Aunque no anunció compromisos de Gobierno, que deja para la fase electoral, mostró un talante distinto al de Aznar, al alardear de proceder de una "cultura periférica", señalan asistentes al encuentro.
También está cuidando especialmente la relación con el empresariado vasco, con el que ha tenido algún encuentro discreto, porque sabe que el País Vasco es una prioridad de su mandato si gana las elecciones. Rajoy, al referirse a Euskadi, utiliza esta fórmula: "Hay que actuar con inteligencia y finura". "Eso significa que no quiere facilitar el victimismo de Ibarretxe con discursos agresivos", señalan en su entorno, que admite una diferencia con el tono de Aznar.
También creen colaboradores inmediatos de Rajoy que la discreción es fundamental para orientar la política vasca con éxito, principio aplicable a las difíciles relaciones con los socialistas en un "tema básico como es afrontar conjuntamente el reto terrorista, y ahora, el secesionismo".
Dedica también mucho tiempo a cubrir sus lagunas en el área económica, coto particular en los últimos siete años del otro vicepresidente, Rodrigo Rato. Su periplo como candidato empezó con una entrevista con la CEOE y la "acogida fue muy satisfactoria, sobre todo, si se compara con el recelo con que fue recibido Aznar cuando se presentó hace 12 años".
Rajoy, según fuentes del área económica, ha garantizado que mantendrá los compromisos de Rato en estas áreas. Rato, aseguran en el entorno de Rajoy, se ha volcado a su favor. Rato, dice Rajoy, "será lo que él quiera" si el PP gana las elecciones.
Economía e internacional
Rajoy admite ciertas lagunas en política económica e internacional. A remediarlas dedica parte del tiempo. Cuenta con apoyo de departamentos ministeriales. Pero tampoco es un lego absoluto en materia económica. Como vicepresidente primero, dedicó mucho tiempo a los Presupuestos del Estado.
Tampoco es un especialista en política internacional, pero no parte de cero. Su paso de dos años por Interior, que coincidió con la crisis política tras los atentados del 11-S, le permitió convertirse en el impulsor de la creación del tercer pilar de la UE, el de Justicia e Interior, y conocer a fondo los retos del terrorismo y la inmigración. Y trenzó buenas relaciones con el entonces ministro británico de Interior, Jack Straw, y el francés, Nicolas Sarkozy.
Además, reforzará su imagen exterior con visitas a los primeros ministros de Francia, Reino Unido, Italia y Alemania. También tiene previsto un viaje a Iberoamérica. El periplo lo inició hace 15 días con una visita al primer ministro portugués, José Manuel Durão Barroso.
Pero donde invierte más tiempo es en la elaboración del programa electoral. Cuenta con el apoyo clave del secretario de Estado de Organización Territorial, Gabriel Elorriaga, que es quien, con el Gabinete de Presidencia, prepara los discursos.
Rajoy tiene cantera suficiente para renovar el Gobierno, si gana las elecciones, en la Comisión de Subsecretarios, que presidió en la segunda legislatura de gobierno del PP.
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