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Reportaje:

Rebeldes por naturaleza

El grupo valenciano Gore Gore Gays conjuga el rock con su militancia homosexual en 'Menage a trois'

Gore Gore Gays son, ya como su propio nombre quiere sugerir, algo así como los Sigue Sigue Sputnik valencianos. Es decir, una pandilla de pirados por la estética de la serie Z y que musicalmente conjugan, con mayor o menor precisión, los ritmos electrónicos con los guitarrazos indiscriminados en plan Ramones, Cramps o Alice Cooper. Una efectiva y efectista combinación que, además, se complementa con un explícito discurso homosexual que, a estas alturas de la vida, aún puede levantar ampollas en según qué sectores de la sociedad. "Eso es lo que buscamos, provocar y transgredir las reglas, romper con lo establecido. El rock ha de ser transgresor, aunque sin perder la compostura, y eso es algo que desgraciadamente se ha perdido. En cualquier caso, es muy triste que, en pleno siglo XXI, cantar abiertamente y sin tapujos sobre nuestras preferencias sexuales pueda resultar provocador, pero así es", explica Toni Trash, vocalista e ideólogo de la formación. Tan deliberadamente radicales, deslenguados, incisivos y reacios a cualquier tipo de corrección política, social o sexual se muestran en sus declaraciones y canciones (con títulos tan rotundos como Todos los chicos están buenos, Baila Jesucristo o El hombre más guapo de Europa) que hasta en el seno del movimiento gay han encontrado numerosos detractores.

"Probablemente sea a los gays a los que menos guste nuestra música; al menos, a esos que disfrutan con Mónica Naranjo, Malena Gracia o Tamara. Ese estereotipo de homosexual que nos están intentando vender e imponer desde ciertos sectores: adinerado, culto, limpio, musculoso... Un gay idiotizado. Y, la verdad, no todos somos así", afirma Trash, quien reconoce sentirse un tanto maltratado por parte del colectivo gay. "No nos han apoyado ni la mitad de lo que esperábamos", añade.

Gore Gore Gays, de hecho, nacieron en 2000 como un grupo de rock sin grandes pretensiones artísticas, pero comprometido con el ideario del denominado queer rock -una escena de grupos y artistas (entre los que figuran nombres como Pansy Division, Le Tigre o The Butchies) que hacen bandera de su militancia en el colectivo gay-.

Un año después, Trash y Mekánika -responsable de las programaciones- dieron un nuevo impulso a la banda tras la salida de Rampo y la incorporación de Billy Boy, guitarrista que en los 80 lideró a los míticos Vamps. Todo lo demás vino rodado: se hicieron con los servicios de un mánager cualificado, comenzaron a subir a los escenarios con asiduidad, el nombre del grupo empezó a correr como la pólvora a lo largo y ancho de la escena alternativa y, de postre, registraron un álbum que, bautizado con el provocativo título de Menage a trois, vio la luz hace sólo unos meses. Un disco del que, por cierto, no se encuentran demasiado satisfechos y que, además, marcó el inicio de la ruptura de Mekánika con sus compañeros por diferencias de criterio sobre cómo debía sonar el grupo. "Con Menage a trois pagamos la novatada. Tiene buenas canciones, pero la producción no es la adecuada", explica Billy Boy. Gore Gore Gays emprenden ahora una nueva etapa tras el fichaje de Rúdiguer, procedente de la escena electrónica de vanguardia, que les ha permitido rejuvenecer su repertorio bajo una curiosa premisa: sonar actuales, aunque no necesariamente originales. "Nosotros hacemos lo mismo que casi todos los grupos; o sea, copiar de nuestros artistas favoritos. La única diferencia es que nosotros lo admitimos".

Hoy debutará la nueva formación en la fiesta de Halloween de Wah Wah y, a partir de ahí, iniciará una gira que les llevará a telonear en Barcelona, el 12 de diciembre, y Valencia, un día después, a sus idolatrados Sigue Sigue Sputnik. Nada es casual. También fue una noche de Todos los Santos, hace tres años, cuando Gore Gore Gays pisó por vez primera un escenario, o cuando, 365 días después, Billy Boy se estrenó en directo con la banda. El círculo nunca termina de cerrarse.

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