La crisis política rusa amenaza la victoria de Putin en las presidenciales de 2004
El magnate Jodorkovski reúne el apoyo de empresarios y demócratas para las elecciones
El apoyo de Vladímir Putin a la actuación de la fiscalía y al encarcelamiento del multimillonario Mijaíl Jodorkovski han tenido un efecto que el presidente ruso difícilmente podía prever: de pronto, él ha dejado de ser la única alternativa y ahora los empresarios y los demócratas empiezan a buscar a otro candidato para la jefatura del Estado. No está excluido que pueda ser el mismo Jodorkovski y, paradójicamente, incluso podría contar con el apoyo de los comunistas o, al menos, de parte de ellos. En marzo de 2004, Rusia celebra elecciones presidenciales.
El Kremlin actuó contra Jodorkovski porque temía que para las elecciones presidenciales del 2008 se convirtiera en un serio rival político de quienes hoy detentan el poder: los funcionarios salidos del tristemente famoso KGB soviético y del actual Servicio Federal de Seguridad. Pero lo que está en juego ahora ya no es 2008, sino los comicios de marzo de 2004, que el Kremlin veía como un paseo triunfal de Putin.
Ahora los partidarios del modelo económico liberal, los industriales y empresarios, así como los demócratas se sienten traicionados y piensan que el presidente les ha dado la espalda. Y al hacerlo les ha dejado las manos libres para votar por otras personas en las próximas elecciones.
"Hemos cruzado la frontera del amor incondicional al presidente, que al parecer ya ha optado por otro grupo, y muchos ahora pensarán cómo votar en los comicios parlamentarios y presidenciales", declaró Yevgueni Yasin, ex ministro de Economía y maestro de una pléyade de economistas liberales modernos.
Borís Nadezhdin, dirigente del partido Unión de Fuerzas de Derecha, comentó por su parte que Putin "sobrevaloró sus posibilidades". "No se imagina lo que significa la posición consolidada contra él de los partidos, de los hombres de negocios y de los medios de comunicación. Si yo fuera un oligarca, empezaría a invertir dinero en el proyecto titulado Hay que hacer algo", señaló, agregando que ahora Putin puede perder las elecciones de 2004.
Como varios comentaristas hicieron notar ayer, desde la cárcel también se puede ser candidato a la presidencia del país, siempre y cuando no haya habido juicio y la sentencia en contra no haya entrado en vigor. En los cinco meses que faltan para marzo es seguro que no habrá sentencia en contra de Jodorkovski, sobre todo teniendo en cuenta que un fallo adverso puede ser apelado en las instancias judiciales superiores. Jodorkovski puede mostrar al electorado los resultados reales de los proyectos que ha emprendido y tiene a su disposición enormes recursos. No hay que olvidar que su fortuna personal se calculaba antes del desplome de la Bolsa del lunes en 8.000 millones de dólares.
El nombre de Jodorkovski ya es discutido como posible candidato a las presidenciales de marzo no sólo entre los demócratas. El influyente diario Izvestia escribía ayer que el líder comunista, Guennadi Ziugánov, había propuesto a sus colegas estudiar la posibilidad de apoyar al magnate. "En la situación creada, sería conveniente debatir si vale la pena presentar la candidatura de Jodorkovski en las elecciones presidenciales, apoyado por el Partido Comunista", habría dicho Ziugánov. Según Izvestia, el segundo hombre del PC ruso, Valentín Kuptsov, estuvo categóricamente en contra, porque opina que la unión con Yukos significaría "la muerte del partido".
Mientras tanto, según el diario Moskovski Komsomólets, Alexandr Voloshin, jefe de la Administración del presidente Putin y principal figura del grupo liberal en el Kremlin, ha dimitido. De confirmarse la noticia, el grupo de los que provienen del KGB habría conseguido, según el periódico, su objetivo y ostentarían ahora todo el poder, sin ningún contrapeso.
La Conferencia Rusa de Organizaciones Cívicas, que concluyó ayer sus labores de dos días, aprobó una resolución en defensa de Jodorkovski en la que se afirma que el Kremlin aspira a un control autoritario sobre la sociedad y que el acoso contra Yukos es un eslabón más en la cadena de golpes contra la libertad, la democracia y la primacía del derecho en Rusia.
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