Belin, Otero y Ferrán muestran sus juegos con lo ambigüo y el espacio
El Koldo Mitxelena abre exposiciones de fotografías e instalaciones
A la fotógrafa francesa Valérie Belin y los artistas españoles Agustina Otero y Leopoldo Ferrán les une poco más que su pertenencia a una generación. No coinciden ni sus campos creativos ni sus preocupaciones: la ambigüedad entre pintura y escultura en el primer caso y la adecuación de instalaciones, esculturas y videocreaciones a un espacio en el segundo. El centro Koldo Mitxelena de San Sebastián muestra desde hoy sus obras de forma paralela en dos exposiciones que invitan al contraste.
La sala de exposiciones del Koldo Mitxelena ha sido desde su inauguración, hace casi diez años, uno de los espacios más vanguardistas y atrevidos de San Sebastián. Por el centro han desfilado más de 400 artistas con propuestas innovadoras y, en muchos casos, difíciles de entender por el público. Y eso es precisamente lo que puede ocurrir con la doble muestra del aniversario, según reconoció ayer la directora de la sala, Ana Salaverría: "Son dos exposiciones que requieren su tiempo, pero según las vas mirando descubres el sentido".
Belin (Boulogne, 1964) ha ocupado la parte izquierda de la sala con fotografías en blanco y negro de gran formato. No retrata paisajes, ni busca el gesto que define el carácter de una persona. Sus imágenes, fruto de una investigación hiperrealista, son frías y asépticas. En el espacio central presenta una serie que ha realizado por encargo del Koldo Mitxelena: varias imágenes de maniquíes de escaparate le sirven para jugar con la ambigüedad, para situarse en la frontera estética que difumina los límites entre pintura y fotografía. "No se sabe si se trata de pinturas. De hecho, puede que yo sea más pintora que fotógrafa porque no documentalizo mi obra", afirma.
Todos los trabajos que muestra se prestan a esa lectura equívoca y muchos de ellos dejan asomar la reflexión de la artista sobre cuestiones como los modelos establecidos, el narcisismo, la identidad o el culto al cuerpo. Se ve en las imágenes que realizó a dos culturistas, que evidencian además lo que ella juzga una característica de su obra: "La presencia-ausencia". "Estas personas tienen un aspecto paradójico. Están a la vez presentes y muy ausentes. Son vanidades en un cuerpo humano".
Sus creaciones artísticas no tienen vínculo alguno con el trabajo de Otero y Ferrán, quienes desde 1995 han realizado numerosas instalaciones en diferentes centros de arte de Europa. Ahora plantean seis propuestas, cuatro de ellas ideadas para la sala donostiarra, porque su trayectoria está precisamente marcada por la obsesión de adecuarse a los espacios. Opulentas sirenas que miran absortas el movimiento de las olas; un vídeo que refleja los esfuerzos de un caminante por mantener viva una vela en plena tempestad... "Buscamos generar una gramática que nos permita dialogar con el lugar".
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