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FONDO DE OJO
Columna
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EL Centimito

Ahora ha sido la Xunta de Galicia, antes lo hizo la Comunidad de Madrid y es de temer que en breve espacio de tiempo todas las demás autonomías van a cargar su centimito -o dos- al precio de la gasolina para financiar diversas partidas presupuestarias.

Las críticas que merece tal medida parten, por lo general, de aquellos que se consideran más afectados, en cuanto que la subida de los carburantes incide de lleno en sus cuentas de pérdidas y ganancias, esto es: transportistas, agricultores y patronos de pesca. No deja de ser un sinsentido dicha específica protesta, ya que, en contra de lo que podría parecer a primera vista, ese grupo de afectados repercutirá, tarde o temprano, la subida en el precio de sus servicios y, al fin, los paganos serán, irremediablemente, los particulares consumidores finales y no las empresas.

Pero habiendo asumido que el impuesto afecta por ese camino indirecto a toda la población, la sorpresa se produce por las razones que esgrimen los protagonistas para imponerlo. En la Comunidad de Madrid existían déficits sanitarios, lo mismo que en Galicia, donde además intentan complementar el presupuesto destinado a Medio Ambiente, que a lo visto intentan que sea en el futuro tan puro como en Mallorca, donde lo logran mediante otra tasa finalista de un euro por noche pernoctada en la Isla, lo cual ya nos había llenado de perplejidad.

Parece que ahora, en una clara superación de la lucha entre los partidarios de impuestos directos e indirectos, se abre una tercera vía -suponemos que inspirada por algún seguidor de Giddens- y los impuestos deben clasificarse no sólo según el origen sino también su destino, como si el dinero recaudado tuviese numeración y pudiese ser distribuido en sacos independientes, de forma que no pudiesen contaminarse pagando, pongamos por caso, con lo recaudado para el funcionario de Educación a aquel otro de Sanidad.

Es de imaginar que al inventor del asunto le ha parecido sutil la jugada, y que el claro y sustancioso incremento de los impuestos quedaría desleído por el mágico e incontestable argumento o invocación de la Sanidad y del Medio Ambiente, que a todos nos afecta, y por la minucia del incremento: ¡total, por un centimito!

Lástima que si echamos las cuentas y observamos la evolución del precio de las gasolinas según el coste del crudo en origen, lo mismo resulta que la idea de nuestros gobernantes influye más en nuestro bolsillo que el temido recorte de la producción de la O.P.E.P. o cualquier guerra de las que acostumbramos.

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