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LAS SECUELAS DEL ACCIDENTE DEL YAK-42 | Las quejas de las familias de las víctimas

"Dadme, al menos, el consuelo de la verdad"

"Carta a la opinión pública:

Me imagino sus caras de alegría y su alma llena de paz después de haber llevado a cabo esa misión tan gratificante, la despedida de sus compañeros, llena de abrazos, el rostro sonriente y un hasta pronto. También me imagino su gesto al subir a aquel avión en el que iban a emprender el viaje de regreso a casa, para seguir dando amor y cariño a los suyos. Pero la ilusión en el reencuentro se resquebrajó de golpe en una colina turca. Ellos estaban llenos de generosidad y todo lo daban, pero también necesitaban del abrazo y los besos de todos cuantos hoy les lloramos y no les olvidamos. Eran generosos y nada pedían, pero se les debe respeto, se merecen que se les trate, al menos, con la misma dignidad con la que ellos cumplieron con su deber (...) Pero sobre todo, ellos y todos cuantos les añoramos, merecemos la verdad. Estamos cansados de que con tanta mentira se haya pretendido construir un muro de olvido y desesperanza. Cada día una nueva noticia que no permite cicatrizar una herida incurable, una nueva evidencia de que nada es como se nos ha dicho, una nueva puñalada en nuestro corazón y en su recuerdo, sin un momento de respiro, de reposo, de descanso. Ellos no merecen este trato: Corazones rotos pedimos justicia. El ejército ha perdido unos buenos soldados (...)

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El Yak-42 carecía de combustible suficiente para aterrizar en su aeropuerto alternativo

Sus viudas, sus hijos, sus padres, sus hermanos, sus amigos, se han quedado huérfanos de su amor, de su cariño, de su compañía, vacíos de su presencia, solos con su recuerdo imborrable, irreemplazable. Todos hemos perdido mucho con su ausencia, pero yo, como madre he perdido a mi pequeño, me han quitado a mi pequeño y nadie podrá devolvérmelo jamás y la magnitud de este dolor no pueden ustedes entenderla, ni siquiera imaginarla, porque sólo puede ser comprendida por alguien que viva mi misma situación, porque nadie puede ponerse en el lugar de una madre que pierde a su hijo sino otra madre que sufra la misma pérdida (Desgraciadamente somos muchas las madres que compartimos la misma angustia desde aquel 26 de mayo). Dadme al menos el consuelo de la verdad, dejadme conocer la razón de la que nace mi dolor, no me castiguéis más con vuestra dejadez y vuestra indiferencia, dejad de fabricar más mentiras, no juguéis ni hagáis política con mis sentimientos, porque mi dolor es algo real, angustiosa y terriblemente real y no un puñado de palabras en un discurso.

Sed nobles y dignos como lo fueron ellos. No os escondáis tras falsas excusas e informaciones a medias y aceptad y encarad, de una vez por todas, vuestras responsabilidades. Corazones rotos pedimos justicia".

Eloína Castilla, madre del capitán Ignacio González Castilla.

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