El Yak-42 carecía de combustible suficiente para aterrizar en su aeropuerto alternativo
El plan de vuelo no cumplía la normativa española, que exige llevar queroseno de reserva
El Yakovlev 42 que se estrelló el pasado 26 de mayo en Turquía con 62 militares españoles carecía de combustible suficiente para llegar al aeropuerto que el comandante fijó como alternativo en el plan de vuelo que rellenó en Manás (Kirguizistán), según los expertos. La documentación remitida al Congreso por Defensa fija en 5,45 horas la autonomía del avión y en 4,50 la duración prevista del vuelo hasta Trabzon, por lo que sólo disponía de 55 minutos para llegar al aeropuerto de Ankara, a más de 500 kilómetros, fijado como alternativo. Este plan de vuelo incumplía la legislación española.
El Yak-42 se estrelló a 30 kilómetros de Trabzon cuando trataba de aterrizar por segunda vez, tras haber frustrado un primer intento. En el momento del siniestro, el avión llevaba 5,03 minutos volando, por lo que sólo le quedaba combustible para 42 minutos, de acuerdo con lo que el comandante Nikolaevich Kutsenko indicó en el plan de vuelo, firmado a las 20.00 del 25 de mayo en Manás, donde recogió a 11 militares españoles, que se sumaron a los 51 embarcados de Kabul.
En la casilla correspondiente al aeropuerto alternativo, el comandante escribió LTAA, indicativo del centro de control aéreo de Ankara, a 515 kilómetros de distancia. A velocidad de crucero -750 kilómetros por hora-, el Yak-42 habría tardado más de 40 minutos en llegar a la capital turca, donde probablemente hubiera tenido que realizar maniobras de sobrevuelo antes de aterrizar.
El reglamento español de circulación aérea, basado en los criterios de la OACI (Organización Internacional de Aviación Civil) y publicado en el BOE el pasado 19 de enero, señala que "no se iniciará ningún vuelo si, teniendo en cuenta las condiciones meteorológicas y todo retraso que se prevea en el vuelo, el avión no lleva suficiente combustible ni aceite para poder completar el vuelo sin peligro."
Además, señala que, "cuando se requiera un aeródromo de alternativa", como en este caso, deberá llevar suficiente combustible para "volar hasta el aeródromo respecto al cual se proyecta el vuelo, de allí al de alternativa, y después durante un periodo de cuarenta y cinco minutos".
¿Por qué se eligió Ankara como aeropuerto alternativo existiendo otros más cercanos? Las fuentes consultadas no tienen una respuesta pero recuerdan que el Yak-42, debido al retraso de cinco horas que tuvo en Manás, llegó a Trabzon en torno a las 04.00 y no es fácil hallar aeropuertos abiertos a esa hora.
¿Cuánto combustible llevaba el avión? Según el recibo de suministro en Manás, el Yak-42 cargó 12.121 kilogramos. Otro documento remitido por Defensa al Congreso señala, sin embargo, que el peso total del combustible en el despegue en Manás era de 17.200 kilos, por lo que debió llegar de Kabul con una reserva de 5.079. Pese a ello, no iba al completo, pues su capacidad de carga es de 18,5 toneladas, a razón de 6.170 kilos por depósito.
Revisión tres días antes
Lo que resulta imposible es que el avión tuviera todavía 15.000 litros cuando se estrelló, como dijo en Madrid, el pasado 14 de julio, el turco Umit Cendek, presidente de la comisión internacional de investigación, para descartar que la falta de combustible hubiera influido en el siniestro. Si eso fuera cierto, la autonomía del avión sería de más de 15 horas, el triple de lo que hizo constar su comandante.
La documentación remitida al Congreso por el Ministerio de Defensa aporta otra sorpresa: el avión fue sometido a una completa revisión el 23 de mayo, sólo tres días antes del siniestro.
La inspección, que se prolongó desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche, concluyó que "la aeronave está lista para el vuelo". Entre otros trabajos, se realizó el "cambio de cassetes de reserva portadores de sonido en horas de trabajo" y se comprobó que las "autorregistradoras [estaban] en buen estado", según el informe.
Sin embargo, tras el siniestro se descubrió que la caja negra VCR o grabador de voz de cabina, que debía haber registrado las conversaciones que mantuvieron los pilotos y copilotos, estaba estropeada desde antes de iniciarse el viaje, lo que ha dificultado la investigación.
Por otra parte, el doctor José Cabrera, médico forense y experto en toxicología, expresó ayer a la Cadena SER su escepticismo ante la afirmación de que el alcohol detectado en el cadáver de un copiloto del Yak-42 no lo ingirió en vida sino que procedía de la combustión de sustancias químicas presentes en el aparato, como dijo Burhan Cobanoglu, fiscal jefe de Macka, el partido judicial turco competente en el caso.
"Si se ha detectado alcohol en el interior de uno de los cadáveres", explicó, "no proviene de una contaminación externa. El alcohol no entra en el organismo por ningún otro método, sobre todo siendo cadáver. Si algún residuo pudiera impregnar los cadáveres sería exterior y quedaría a nivel de la piel".
Defensa insistió ayer en que el presidente de la comisión de investigación, Umit Cendek, ha desmentido que uno de los copilotos estuviese ebrio.
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