El responsable de la seguridad en Brasil dimite por enchufar a su esposa, su ex mujer y su secretaria
Luiz Eduardo Soares, pieza clave del Gobierno de Lula, responsable de la Seguridad Pública Nacional del país, ha dejado su cargo zarandeado por la acusación de nepotismo tras haber contratado como asesoras de su Secretaría de Estado a su mujer y a su ex mujer. El ministro de Justicia, Márcio Thomas Bastos, aceptó enseguida las dimisiones de su secretario de Estado. "Jamás cometí, como gestor público, cualquier acto antilegal o antiético", afirmó ayer Soares, quien añadió que, a pesar de eso, dejaba su cargo "para no empañar la dignidad del Gobierno de Lula, fuente de tantas esperanzas".
Fue el diario O Globo quien levantó las acusaciones de nepotismo contra el responsable de la Seguridad Pública, por lo que el caso, que ya era conocido por el Gobierno desde hacía un mes, acabó explotando ante la opinión pública. Una de las acusaciones levantadas por la prensa ha sido la de que el secretario de Estado había creado innecesariamente una representación de la Secretaría en Río de Janeiro, donde tiene domicilio.
Ésta es la segunda vez que Soares, a quien Lula había escogido para reorganizar todo el delicado mecanismo de la Seguridad Pública del país, cada vez más comprometida, deja su cargo con polémica. La primera vez había sido cuando era secretario de Seguridad del Estado de Río de Janeiro, con Anthony Garotinho como gobernador. Soares había acusado públicamente a Garotinho de ciertas connivencias con los narcotraficantes para disminuir la violencia en Río. Y el gobernador lo destituyó fulminantemente de su cargo, sin avisarle, desde un programa de televisión. Soares se fue entonces con su antigua mujer a estudiar a Estados Unidos. Cuando volvió, y tras la victoria de Lula y la derrota de Garotinho, Soares fue llamado para responsabilizarse de toda la Seguridad del Estado. Hoy, sin embargo, las cosas han cambiado. Garotinho, que militaba en el PSB (Partido Socialista de Brasil) ha pasado junto con su mujer, Rosinha Matheu, al conservador PMDB (Partido del Movimiento Democrático de Brasil), que acaba de dar su apoyo a Lula y que contará pronto con dos ministros.
El caso de Soares ha explotado en el momento en que también Benedita da Silva, la ministra de Asuntos Sociales, que de vivir en una favela pasó a gobernadora de Río y antagonista de Garotinho, ha comenzado a caer en desgracia, al haberse descubierto que había viajado, por cuenta del Estado, a Buenos Aires para un desayuno de oración con la Iglesia protestante de los Evangélicos, cuya fe profesa la ministra. Benedita ha sido obligada por la Comisión de Ética del Gobierno a devolver el precio del viaje aéreo y del hotel, mientras que de diversas partes le solicitan que dimita.
El Gobierno está preocupado porque todo esto ha comenzado a afectar al alto índice de popularidad del presidente Lula, que en este mes ha perdido seis puntos, llegando al más bajo (41,6%) desde que llegó al poder hace casi diez meses.
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