Bush ofrece garantías de seguridad a Corea del Norte si renuncia a su programa nuclear
El presidente de EE UU rechaza firmar un pacto de no agresión con el régimen de Pyongyang
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dijo ayer que está dispuesto a dar garantías de seguridad escritas a Corea del Norte a cambio de que abandone su programa nuclear, aunque rechazó la firma de un tratado formal de no agresión, como exige Pyongyang. Bush hizo estas declaraciones en el marco del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC), que comienza hoy en Bangkok (Tailandia). Los líderes de los 21 países integrantes pretenden impulsar la lucha contra el terrorismo y también relanzar las negociaciones comerciales multilaterales tras el sonado fracaso de la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) celebrada el mes pasado en Cancún (México).
"Creemos que existe la oportunidad de hacer avanzar el proceso [de desarme en Corea del Norte] y vamos a discutirlo con nuestros socios", dijo el presidente estadounidense, para añadir a continuación: "No habrá tratado [de no agresión] (...). Eso está fuera de la mesa". La crisis nuclear norcoreana estalló en octubre de 2002 después de que EE UU afirmara que Corea del Norte había reconocido que tenía un programa nuclear secreto, en contra de lo pactado en 1994 a cambio de ayudas económicas.
A pesar de que la oferta de Washington no ha sido detallada, algunos funcionarios norteamericanos han señalado que tendría un carácter multilateral, ya que implicaría también a los otros países que participaron en las conversaciones mantenidas el pasado agosto en Pekín sobre el abandono del programa atómico de Pyongyang: China, Rusia, Japón y Corea del Sur.
Chantaje norcoreano
La Administración de Bush ha rechazado desde el principio un acuerdo bilateral porque acusa al Gobierno de Kim Jong Il de haber incumplido anteriores pactos y porque no quiere ceder a lo que considera el chantaje norcoreano. El secretario de Estado, Colin Powell, defendió el viernes la firma de un documento escrito, preferentemente respaldado por algunos vecinos del país estalinista. Pyongyang dijo ayer por medio del periódico oficial Rodong Sinmun que el foro APEC —del cual no forma parte— no es lugar adecuado para discutir el problema. "Es un asunto que debe ser resuelto entre nosotros y Estados Unidos", señaló.
Bush ha llegado a Bangkok después de pasar por Japón y Filipinas, con una prioridad clara en su agenda: la lucha contra el terrorismo. El presidente utilizará el encuentro para impulsar alianzas en este sentido. Durante la reunión previa que mantuvieron el sábado los ministros de Asuntos Exteriores y de Comercio, Powell insistió en que la seguridad y la economía son inseparables y pidió a los líderes de los 21 países que coronen el foro, que comienza hoy lunes, con la emisión de "una dura declaración en contra del terrorismo". "Los directivos de las empresas invertirán donde crean que no sólo sus inversiones están a salvo, sino también sus propiedades y sus empleados", afirmó.
La economía será el otro protagonista del cónclave. Según el borrador de la declaración final, los líderes del foro lamentarán "la ocasión perdida" para haber avanzado sobre las negociaciones de Doha (Qatar) durante la fallida conferencia de Cancún, al tiempo que se comprometerán a buscar una solución "para que el comercio pueda seguir siendo el motor del crecimiento y del desarrollo".
La reunión de la OMC se vino abajo como consecuencia del intento de la Unión Europea, Estados Unidos y Japón de imponer a los países menos desarrollados un marco de protección de las inversiones de sus empresas y de la competencia. Los ministros de Exteriores y de Comercio han coincidido en la necesidad de enviar "un mensaje claro y fuerte" para situar de nuevo en la vía el tren de las negociaciones que descarriló en México.
Bush se reunió ayer con el presidente chino, Hu Jintao, con quien debatió sobre la crisis nuclear norcoreana. Pekín, uno de los principales aliados de Pyongyang, junto con Rusia, está actuando de bisagra en la disputa entre los dos enemigos y se espera que acoja un nuevo encuentro multilateral en noviembre o diciembre. "Tenemos un objetivo común y es lograr una península coreana libre de armas nucleares", dijo el presidente norteamericano tras entrevistarse con Hu. "China continuará reforzando su comunicación y participación con las diferentes partes, y seguirá trabajando para promover el proceso a seis bandas de Pekín", subrayó el dirigente chino.
Sin embargo, Bush no parece haber progresado mucho en su intento de convencer a China para que aprecie su moneda. Hu defendió la actual política de cambio porque el avance de la economía China está beneficiando al mundo. Las asociaciones de fabricantes estadounidenses consideran que el yuan, o renminbi, está infravalorado respecto al dólar —al que está ligado con un cambio de 8,28 a 1—, lo que redunda en la pérdida de competitividad de las empresas norteamericanas. La cuestión se ha convertido en arma electoral en EE UU de cara a las elecciones presidenciales de 2004. El banco central de China, sin embargo, considera ampliar la banda de fluctuación a entre 8,3 y 8,7 yuanes por dólar "si hay consenso en la región", pero añadió que la libre flotación "tardará un tiempo relativamente largo".
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