Menores inmigrantes

Con la llegada de 21 menores en patera a las costas de Tarifa parece habérsele despertado al consejero de Gobernación la pre-ocupación por los llamados Menores Inmigrantes no Acompañados. Preocupación siempre loable, pero más que pre-ocuparse, el señor Perales debería ocuparse. Y ocuparse, a mi humilde entender, significa aplicar nuestro marco legal de Protección del Menor, donde se repite hasta la saciedad "hacer primar el derecho superior del niño sobre cualquier interés legítimo que pudiera concurrir". Lo que debe significar que sólo, y repito sólo, deben ser retornados aquellos menores que así lo deseen.

Ese regreso debe tener las garantías de que lo hacen a su núcleo familiar, porque dejarlos en la frontera o en manos de la policía marroquí es igual a condenarlos a una situación de alto riesgo; a las mafias, a los abusos y la explotación, a la calle y a que vuelvan a intentar un viaje suicida en camión o en patera.

Ocuparse significa que desde la Dirección General de Políticas Migratorias se invierta en conocer la realidad de estos menores, a través de investigaciones transnacionales, estudios de casos, de evolución del fenómeno que supone estas nuevas migraciones.

Ocuparse significa aplicar el protocolo firmado en el Observatorio de la Inmigración, al parecer papel mojado. Ocuparse es aplicar convenientemente los miles de millones que desde Europa se dan a la Administración andaluza para la atención de estos menores. Ocuparse es no llevar a estos menores a la Isla de las Palomas, acuartelamiento militar, al que invito visitar al consejero, el cual carece del más mínimo resquicio de salubridad, con celdas y un solo baño. Aunque pasen allí sólo unas horas, son niños, señor Perales, niños que llegan a un país desconocido, que apenas conocen nuestro idioma, niños extenuados, temerosos, de apenas unos 14 años. Afortunadamente, todos los andaluces hemos visto las imágenes, no la que interesadamente se nos intenta vender por parte de algún sector de su Administración: Llegan con móviles, con itinerarios, niños de la calle, delincuentes.

Ocuparse significa firmar acuerdos con Marruecos de cooperación donde se articulen medidas de protección de menores reales, no dos bibliotecas en zonas marginales cuando el abandono escolar en el país vecino ronda más del 70% y el analfabetismo de la población es altísimo.

Ocuparse es dejar de lanzar bulos xenófobos en la prensa. ¿Qué menor en Andalucía ha conseguido reagrupación familiar? ¿Cuántos realmente tienen tutelados y no en el limbo legal que supone la atención inmediata? ¿Cuántos han sido documentados y cuántos registrados en el registro de tutelados? Ahí tiene usted trabajo para su evaluación del I Plan Integral para la Inmigración en Andalucía.

Andalucía hace un importante esfuerzo por atender a estos menores, pero de ahí a decir que los menores se quedan en los centros hasta cumplir los 18 años para regularizar su situación y conseguir reagrupar a su familia, es poco menos que ciencia ficción.

Ocuparse es asumir la responsabilidad de quien tiene en sus manos las políticas migratorias de Andalucía y anticiparse a las necesidades, ser flexibles y tener capacidad de adaptación a los nuevos fenómenos migratorios, porque, señor Perales, los menores inmigrantes llevan años llegando y van a seguir viniendo y, por si aún no se ha enterado, ahora no vienen solos, en camiones, escondidos entre ejes. Ahora vienen en pateras, en grupos, lo que significa que hay mafias que se están beneficiando del sufrimiento de estos niños. Y, sobre todo, señor Perales, hablamos de niños no de pelotas de ping-pong, yo te la tiro, tú me la devuelves.