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Un símbolo de acero

Arcelor revitaliza en Luxemburgo los terrenos de plantas en desuso

Pedro Gorospe

Los altos hornos de Belval, en el sur de Luxemburgo, que en el siglo XX representaron el desarrollo económico del Gran Ducado, se van a convertir en un símbolo del progreso limpio para el siglo XXI. La propietaria de los terrenos, Arcelor, el primer productor de acero del mundo, fruto de la fusión entre la luxemburguesa Arbed, la francesa Usinor y la española Aceralia, ha constituido una sociedad al 50% con el Gobierno del país del centro de Europa para revitalizar 650 hectáreas de suelos contaminados y sembrados de tuberías oxidadas y obsoletas.

El Proyecto Agora contempla invertir 3.000 millones de euros en los próximos 15 años para crear varios centros tecnológicos y culturales

El proyecto de revitalización de Belval, entre las fronteras de Francia, Bélgica y Alemania, se denomina proyecto Ágora, es el más avanzado de todos y afecta a 112 hectáreas en las que siguen en pie dos altos hornos en desuso. Una de las condiciones que ha puesto Arcelor es que el nuevo polígono se convierta en un catálogo gigantesco que muestre a Europa y al mundo la versatilidad constructiva del acero. Todos los proyectos arquitectónicos industriales y residenciales se basarán en este material. El director de finanzas de Arcelor, Michel Wurth, aclara, sin embargo, que los futuros residentes del polígono "podrán comprar el acero donde quieran". La financiación de Ágora es un tercio pública y dos tercios privada.

Las inversiones previstas para los próximos 15 años son de 3.000 millones de euros, y en ese espacio rojizo y degradado, al sur de la capital, va a nacer un centro tecnológico, comercial, universitario y residencial, comunicado por carretera y tren, que debe convertirse en un nuevo motor de riqueza.

El proyecto es fruto de varios años de trabajo y tanto Arcelor como el Gobierno se han fijado detenidamente en la revitalización de otros espacios industriales que han sufrido fuertes procesos de reconversión, como las cuencas del Rhur, la minas de carbón de Bélgica, y fundamentalmente Bilbao, en la que el el Museo Guggenheim ha empujado la revolución urbanística del Bilbao industrial, y el desarrollo de toda la región.

Universidad técnica

Ese concepto ha alumbrado el proyecto Ágora y ya ha aglutinado el interés del segundo banco del Ducado, Dexia, que instalará en Belval su central social, diseñada por el arquitecto francés Claude Vasconi. El Gobierno de Luxemburgo trasladará allí sus archivos generales, y en esos terrenos ya tiene su propio espacio reservado una universidad técnica, que cubrirá un importante déficit del pequeño país, ya que sus jóvenes tienen que viajar a cualquiera de los tres Estados que lo circundan para recibir estudios universitarios. Las facultades serán el corazón de la denominada Ciudad de las Ciencias, en la que ya se está construyendo un auditorio para conciertos denominado Rockhal.

El recuerdo del acero y de la producción de hierro en su versión más tradicional quedará para siempre encerrado en un museo a pie de los dos altos hornos y sus chimeneas. Además, se ubicará allí un semillero de empresas de innovación, varias firmas de restauración y un gran centro comercial. El complejo dará trabajo a entre 20.000 y 25.000 personas.

Pero ésa es sólo una parte de Ágora, la que simboliza el cambio del siglo, es decir, la revolución que ha supuesto el abandono de la producción pesada con mucha mano de obra poco cualificada, y ha dado paso a nuevos empleos en el sector de los servicios y en todo lo relacionado con el tratamiento de la información. En el sector del hierro y acero trabajaban más de 30.000 personas en todo el Ducado. Ahora sólo 3.000 lo hacen a pesar de tener una producción mucho mayor. A pesar de todo, Luxemburgo tiene la tasa de paro más baja de Europa, con un 3,7%. Más de 70.000 personas entran diariamente a la capital a trabajar, la mayoría de los países del entorno, y vuelven a partir de las cinco de la tarde a sus residencias.

La segunda parte de Ágora es la zona residencial, en la que, a base de construcciones modernas y con sistemas novedosos de recogida y almacenado de agua, formará un vecindario de 7.000 personas, el 16% de los 430.000 habitantes del Ducado. La zona dispondrá de amplios espacios abiertos y una gran zona verde, bajo la cual se almacenarán en una celda sellada, las tierras contaminadas.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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