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Una muchedumbre marcha en San Sebastián contra las detenciones de la Guardia Civil

El consejero vasco de Justicia dice que en Euskadi existe un "estado de excepción encubierto"

Justo a la salida del túnel de Ondarreta, donde se inició la manifestación de ayer en San Sebastián a favor del euskera y en contra de las últimas detenciones de la Guardia Civil, el portavoz y los otros tres consejeros del Gobierno de Ibarretxe que participaron en la marcha tuvieron que pasar bajo una pancarta donde se acusaba a la Ertzaintza -la policía autónoma vasca- de practicar la tortura y al lado de otra en la que se hacía un juego de palabras con las siglas PNV para acusarlo de ser un "Partido Nunca Vasco". No fue la única contradicción aparente de la protesta, que reunió a casi tanta gente -muchos miles de personas- como la que se celebró el pasado 22 de febrero en contra del cierre del diario Egunkaria.

No en vano algunos de los detenidos en aquella ocasión -y esta es otra de las aparentes contradicciones- portaron ayer la pancarta y marcharon codo con codo con los máximos responsables del poder establecido en Euskadi. Además del portavoz del Gobierno vasco estaban los consejeros de Educación, Cultura y Justicia, acompañados por un buen número de altos cargos de los partidos que sostienen al Gobierno -PNV, EA e IU- y seguidos a escasos metros por dirigentes de la ilegalizada Batasuna con Arnaldo Otegi a la cabeza; sindicalistas de CC OO, ELA y LAB; y representantes del mundo de la cultura y la sociedad vasca. "No estamos cómodos", comentó un alto cargo del PNV, "nuestra situación es la peor. Aquí nos gritan españoles, y en España se nos ve como el monstruo de las siete cabezas: separatistas, desleales, casi etarras".

Jonan Fernández, portavoz del movimiento a favor del diálogo Elkarri, declaró ayer que la muchedumbre que acudió a la cita lo hizo movida "por una profunda y creciente desconfianza hacia el sistema judicial español". "Mucha de la gente que habla o piensa en euskera", añadió, "se siente bajo sospecha, acosada; en estas últimas redadas se ha detenido a gente que aquí está libre de toda sospecha, personas de las que todos conocemos su alejamiento de la violencia. Por eso se ha creado un ambiente en el que muchos se sienten con posibilidades de ser los próximos".

Un ambiente que, lejos de suavizarse, tiene visos de crisparse aún más tras la manifestación de ayer. Joseba Azkarraga (EA), el consejero vasco de Justicia, habló de la existencia en el País Vasco de un "estado de excepción encubierto" y responsabilizó a los ministros de Justicia e Interior "del trato que puedan recibir en los calabozos los detenidos el jueves". "Si tras el paso por la Audiencia Nacional", añadió, "se vuelven a denunciar torturas o malos tratos, comprobaremos esas denuncias e iremos a los organismos internacionales".

Quienes no participaron en la manifestación fueron los representantes de los partidos socialista y popular. Rodolfo Ares, el portavoz del PSE-EE, dijo que, a su juicio, no hay un ataque contra el euskera. "Lo que hay", agregó, "es una acción de la Justicia. Y si hay razones y motivos suficientes para esa acción, nosotros vamos a ser respetuosos". El portavoz del PP en el País Vasco, Leopoldo Barreda, fue más allá. "La lengua y la cultura vasca", acusó, "están siendo manipuladas al servicio de intereses bastardos. Lo que pasa es que el chanchullo, el blanqueo de dinero o el crimen organizado, mientras se cometan en euskera, merecen el respeto y el aval del Gobierno vasco".

Al final de la manifestación, Joan Mari Torrealdai, uno de los detenidos durante el cierre de Egunkaria, pidió a los presentes dejar las palabras y pasar a la acción: "Ahora, lo antes posible, los partidos, por encima de diferencias legítimas, deben hacer esfuerzos para organizar una acción conjunta, del mismo tamaño que la agresión del Estado...".

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La manifestación llega al centro de San Sebastián por el paseo de la Concha.
La manifestación llega al centro de San Sebastián por el paseo de la Concha.JAVIER HERNÁNDEZ

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