El PSOE queda en minoría en Vigo tras romper con el BNG

Las relaciones entre el PSOE y el Bloque Nacionalista Galego (BNG), teóricos aliados en su propósito común de desplazar al PP, sufrieron ayer un duro golpe tras la ruptura del pacto que mantenían en Vigo, la primera ciudad de Galicia. El alcalde, Ventura Pérez Mariño, independiente elegido en las listas del PSOE, destituyó de sus cargos ejecutivos a todos los concejales nacionalistas, por lo que queda en minoría.

El detonante fue la elección por los ediles del BNG, con el apoyo del PP, de su propio candidato para la Gerencia Municipal de Urbanismo. Pérez Mariño, ex juez de la Audiencia Nacional, sólo cuenta con el apoyo de ocho ediles, en una corporación de 27.

Sólo cuatro meses después de tomar posesión, a Pérez Mariño se le presenta un tormentoso horizonte. Ya había tenido una amarga experiencia durante el último Gobierno de Felipe González, cuando figuró también como independiente en las listas del PSOE al Congreso de los Diputados y acabó dimitiendo, en desacuerdo con lo que consideraba una falta de respuesta política a los casos de corrupción. Pero hace meses aceptó la oferta del PSOE para encabezar su candidatura a las municipales en Vigo.El ex juez salió con éxito de las elecciones de mayo. El PP, la lista más votada, no logró la mayoría absoluta, y el PSOE dio la vuelta a los resultados de 1999 al lograr rebasar a los nacionalistas. El BNG, en virtud del pacto que mantiene con el PSOE en el conjunto de Galicia, dio su apoyo a Pérez Mariño.

El experimento ha descarrilado al primer obstáculo. Pérez Mariño pretendía relevar al gerente municipal de urbanismo, Xavier Rivas, a quien el BNG había designado en el anterior mandato, para situar en su lugar a una persona de su confianza. Los nacionalistas se opusieron rotundamente al relevo y ayer forzaron una votación para ratificar a Rivas en su puesto. Lo consiguieron gracias al apoyo del PP.

Pérez Mariño reaccionó de modo fulminante y cumplió sus amenazas. Destituyó de los cargos ejecutivos a los concejales del BNG, dio por roto el pacto y anunció que gobernará en minoría, buscando apoyos puntuales. Los socialistas disponen en Vigo de ocho concejales, frente a 10 del PP. El BNG tienen siete y dos Progresistas Vigueses, una escisión del PSOE que no quiere saber nada del antiguo partido.

El gobierno de Pérez Mariño se enfrenta ahora a una situación llena de incertidumbres, como se encargó ayer de recordarle el responsable de organización del BNG, Francisco García. "Una ciudad como Vigo no se puede gobernar con sólo ocho concejales, a no ser que Pérez Mariño disponga de una fórmula mágica", declaró García a Efe.

Para agravar la situación de Pérez Mariño, a la desconfianza de los que hasta ayer eran sus socios se une la actitud del PP, dispuesto a sacar provecho del enfrentamiento entre sus adversarios de la izquierda. Los populares no dudaron en apoyar al candidato nacionalista a la gerencia de urbanismo, lo que sirvió al PSOE para acusar al BNG de "hacer la pinza" con el PP. La portavoz municipal de los populares, Corina Porro, arremetió con aspereza contra Pérez Mariño: "Confunde la política con los tribunales. Y aquí lo que vale es el consenso, no el ordeno y mando".

El presidente de la Xunta y del PP gallego, Manuel Fraga, declaró que su partido "no excluye ninguna posibilidad" cuando los periodistas le preguntaron si estaría dispuesto a presentar una moción de censura. La iniciativa para desbancar a Pérez Mariño sólo prosperaría de contar con un improbable apoyo del BNG.

La situación en Vigo resulta especialmente embarazosa para las direcciones del PSdeG y el BNG, que desde hace años han sido incapaces de enterrar sus diferencias para presentar una alternativa conjunta al dominio del PP en Galicia, hasta ahora imbatible. Vigo no es el único caso. Ambas fuerzas tampoco han sido capaces de pactar en Santiago, donde gobierna en minoría el socialista Xosé Sánchez Bugallo.