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ELECCIONES 16-N

Carod replica a Fomento que los empresarios quieren a Esquerra en el gobierno de Cataluña

Huguet afirma que Rosell sólo representa a empresas que dependen del BOE

Enric Company

El presidente de la patronal Fomento del Trabajo Nacional, Juan Rosell, ha abierto un frente electoral con Esquerra Republicana (ERC) y ayer el partido independentista recogió encantado el guante. El líder de ERC, Josep Lluís Carod, explicó que, contra lo afirmado por Rosell, recientes sondeos entre empresarios muestran que la mayoría de éstos quiere que ERC entre en el próximo gobierno de la Generalitat. Carod fue más allá y pidió al empresariado catalán que no siga dejándose representar por personas que no son empresarios.

Rosell manifestó anteayer en una tertulia de Antena 3 Televisión que "los empresarios ven con preocupación que Esquerra pueda estar en un próximo gobierno" de Cataluña.

Este punto de vista era continuación del expresado días atrás por el vicepresidente y ministro de Economía, Rodrigo Rato. Y reiterado ayer por el presidente del PP catalán, Josep Piqué.

Carod, que ayer presentó una parte de su programa económico ante unas 150 personas, se refirió a la toma de posición de Rosell como un ejemplo de la "dependencia" de las clases dirigentes de Cataluña.

Menos contenido que Carod, el número dos de su candidatura, Josep Huguet, afirmó que Rosell, presidente de Fecsa, la filial catalana de Endesa, "representa sólo a quien representa", que, agregó, "no es ni mucho menos al conjunto de los empresarios catalanes, sino únicamente a los monopolios de servicios como Fecsa-Endesa y otros". Y a los "grandes empresarios que dependen del BOE o del DOGC".

Los propios dirigentes de ERC interpretaban ayer que las palabras de Rosell contra su partido iban también dirigidas contra la opción de Pasqual Maragall, que no ha ocultado su disposición a formar un gobierno con ERC e Iniciativa-Verds. El presidente de esta última formación, Joan Saura, afirmó que la palabras del presidente de Fomento son una demostración del "nerviosismo de determinada parte de la patronal ante la posibilidad de perder sus privilegios ante el cambio de gobierno que se avecina en Cataluña." El candidato de ERC en las elecciones autonómicas puso precisamente la renovación de la patronal como una necesidad para superar el "sucursalismo económico" de Cataluña, que, a su juicio, es tan perjudicial como el político.

Para hacer frente a los retos que se presentan ante Cataluña, dijo, hacen falta "nuevas generaciones de empresarios y de sindicalistas". Y ha de llegar el momento, añadió, de que "nuevas generaciones de profesionales asalten las entidades representativas del país para inyectarles nueva sabia, lejos de paraguas clientelares".

El clientelismo fue el blanco principal de los ataques de Carod. El principal obstáculo político para el progreso social y económico de Cataluña es, sostuvo, el "conformismo" de los sectores que se benefician de "la sobredosis" de sanidad privada, de escuela de élite concertada, de autopistas de peaje, de cultura de pago. Los que, en suma, "controlan los suministros de servicios en un país en un país con escasez de los públicos".

Carod afirmó que estos grupos "están bien representados en las cúpulas de los partidos de Mas y Maragall" y esto explica "la tibieza de los principales actores públicos en estos 20 años de autonomía". La conclusión obvia de este planteamiento fue que ERC es "la alternativa a la conservación del statu quo".

Junto a la idea de que sólo ERC tiene las manos verdaderamente libres y está "lejos del sucursalismo económico y político", que a juicio de los republicanos atenaza a CiU y PSC, Carod sostuvo también que lo de menos es ahora cuál va a ser la combinación de gobierno después de las elecciones del 16 de noviembre. Aseguró que "una mayoría de empresarios quiere a ERC en el próximo gobierno, como también lo quieren los trabajadores" y reconoció que "seguramente no con los mismos socios". Lo que, obviamente, representa un problema.

Por eso, afirmó Carod, conviene dejar bien claro que "un gobierno no es un matrimonio para siempre, es un acuerdo para cuatro años para desplegar un programa". Por lo tanto, agregó, ERC no pide ahora un cheque en blanco "pero sí la confianza para cuatro años, porque ERC decidirá lo que sinceramente crea que es mejor para Cataluña".

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