Biopsias: menos puede ser más
Las tomas de muestras de mama, próstata y otros tejidos se pueden hacer con una fina aguja que extrae células individuales
Hace de cinco a diez años, cuando había que realizar una biopsia mamaria, la mayoría de las mujeres eran sometidas a cirugía abierta, que requería anestesia general o local y dejaba cicatrices visibles. Ahora, en la mayoría de los casos, un cirujano inserta una fina aguja para extraer una película de tejido y deja una cicatriz prácticamente invisible. Hace de 10 a 15 años, una biopsia de próstata se realizaba con una gruesa aguja rígida, exigía hospitalización y suponía riesgos de dolor, hemorragia, infección y otras complicaciones. Ahora, un cirujano inserta una fina aguja y retira varias hebras de tejido mientras el paciente permanece ligeramente sedado. Antes, para realizar una biopsia de colon, se le introducía al paciente un incómodo escopio rígido por el recto, o si la lesión era muy profunda para que el corto escopio llegara hasta ella, se practicaba cirugía abierta bajo anestesia general, y se hospitalizaba al paciente. Ahora, con una ligera anestesia, se introduce un endoscopio fino y flexible hasta llegar al colon para retirar la pequeña muestra de tejido, y el paciente se va a casa en el día.
Las biopsias cada vez más pequeñas reducen el dolor, la cicatriz y las complicaciones
Las biopsias de prácticamente todos los órganos han cambiado significativamente. Muchas son ahora mínimamente invasivas y el tejido extraído es cada vez más pequeño. "Muchas de las técnicas pueden hacerse aspirando con finas agujas, que no retiran una porción de tejido, sino sólo células individuales", explica Jonathan I. Epstein, profesor de patología, urología y oncología de la Universidad Johns Hopkins, Maryland (EE UU). Al mismo tiempo, las diminutas muestras de tejido se están aprovechando para sacar más información sobre el tumor, como la fase del cáncer, su agresividad, la probabilidad de que resulte mortal e incluso los mejores agentes quimioterapéuticos que deberían utilizarse para tratarlo.
Para el paciente, la tendencia a realizar biopsias cada vez más pequeñas significa menos complicaciones, dolor, sangrado, anestesia y cicatrices. Las biopsias mínimamente invasivas son también menos costosas y los pacientes regresan a su casa normalmente el mismo día. Sin embargo, los procedimientos están contribuyendo a una creciente necesidad de segundas opiniones y haciendo más difícil la emisión de diagnósticos definitivos. Al leer las muestras, el patólogo tiene que intentar extraer una información más amplia de biopsias cada vez más pequeñas. De hecho, cuando se realiza la aspiración menos invasiva con aguja fina, y se retiran células, no tejido, las muestras sólo las pueden interpretar citopatólogos específicamente formados. Aunque en patología se han experimentado grandes avances científicos y tecnológicos, la mayoría de las interpretaciones de biopsias siguen exigiendo la vista, la habilidad y el juicio del patólogo. "Cuando yo empezaba en la década de 1970, todos decían que el análisis de imágenes computerizadas iba a sustituir al patólogo", afirma Stanley R. Hamilton, jefe del departamento de patología y medicina de laboratorio del M. D. Anderson Cancer Center, de Houston (EE UU). "Y aquí estamos, 30 años después, y todavía no ha ocurrido".
En algunos casos, la diferencia entre el tejido benigno y el maligno es nítida. En otros, las diferencias son más sutiles o incluso indiscernibles a la vista. Después de tomar la biopsia, mediante aguja, endoscopio o cirugía abierta, los patólogos emplean técnicas para preparar y observar un especimen que se conocen desde hace siglos. El tejido se trata con una solución de formaldehído, se deshidrata, desengrasa y, finalmente, se pone en parafina caliente y se deja endurecer para poder dividirlo en porciones tan finas como el papel. Las porciones se colocan en un portaobjetos y se tiñen para poder verlas al microscopio. Cuando es necesario, un patólogo puede examinar también una sección congelada, extraída en una operación y congelada rápidamente para dar al cirujano una idea rápida del tumor: si es maligno o si sus márgenes están limpios de cáncer. "Permite obtener un diagnóstico en 10 minutos", afirma Carolyn Compton, profesora y jefe del departamento de patología en la Universidad McGill de Montreal. Las secciones congeladas son menos fiables y siempre van seguidas de una interpretación mediante biopsia común.
En entre el 5% y el 10% de los casos los médicos pueden tener ciertas dudas respecto a un diagnóstico. En dichos casos, otros patólogos realizan nuevas pruebas o estudian la biopsia para dar segundas opiniones. Algunos sistemas, además, tienden a ser más difíciles de diagnosticar, como la próstata y la mama. Si los patólogos no están seguros, se pueden buscar marcadores moleculares que ayuden a determinar el cáncer. En las biopsias de próstata, se usan marcadores en el 30% de las muestras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.