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La contaminación aumenta el riesgo de sufrir un infarto cerebral

Los niveles de contaminación elevados hacen que las personas sean más susceptibles de padecer infarto cerebral (ictus). Ésta es la conclusión de un reciente estudio basado en los datos de 23.179 ingresos hospitalarios por infarto cerebral acaecidos desde 1997 a 2000 en Kaohsiung, la segunda ciudad más grande de Taiwan y una zona fuertemente industrializada. Los resultados de la investigación, publicada en la revista Stroke, muestran una asociación entre la exposición a niveles crecientes de dos contaminantes comunes y los ingresos hospitalarios por infarto cerebral, especialmente en días cálidos (20 o más grados centígrados).

"La materia particulada (MP10) y el dióxido de nitrógeno (NO2) parecen ser los contaminantes más importantes, y sus efectos parecen más fuertes en días cálidos", afirma el principal autor del estudio, Chun-Yuh Yang.

Si se dividen los niveles de contaminación registrados en cuatro bloques (cuartiles), por cada cambio intercuartil (un cambio de 66,33 microgramos por centímetro cúbico en la MP10 y de 7,08 milmillonésimas para el NO2), el riesgo de ser hospitalizado por hemorragia intracerebral primaria (rotura de un vaso cerebral defectuoso) aumentaba el 54%. El riesgo de hospitalización por ictus isquémico (provocado por un coágulo de sangre que bloquea el flujo sanguíneo al cerebro) aumentaba el 46% por cambio intercuartil de MP10 y el 55% por cambio intercuartil de NO2.

Hay estudios que demuestran la asociación entre la contaminación atmosférica y las tasas de mortalidad por enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Pero los resultados relativos a los efectos de la contaminación sobre el ictus son contradictorios. "El estudio proporciona nuevas pruebas de que los niveles más elevados de contaminantes ambientales aumentan el riesgo de hospitalización por infarto cerebral, especialmente en días cálidos", afirma Yang.

Corroborar estos resultados con nuevos estudios podría conducir al desarrollo de intervenciones farmacológicas que ayudaran a proteger al público de la exposición transitoria a contaminantes ambientales, tales como los experimentados durante las horas de más tráfico. "En un tiempo cálido, recomendamos evitar la contaminación, permanecer en el interior y usar acondicionadores de aire si fuera necesario", señala Chang. Dado que el ictus está asociado con la contaminación atmosférica, rebajar el nivel de exposición podría reducir considerablemente la carga sanitaria asociada independientemente del cambio de comportamiento.

Los investigadores percibieron que en los días más fríos existía una relación entre los niveles de dióxido de carbono y las hospitalizaciones por ictus isquémico, pero creen que este hallazgo quizá haya sido casual.

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