La historia de una construcción congelada
La historia del Palacio de Hielo de Hortaleza es una sucesión inagotable de proyectos que acabaron finalmente en una papelera. En su génesis está el empeño de María Jesús Sánchez, madre de una patinadora y amante del patinaje artístico y el hockey, por que la capital tenga un centro de estas características.
María Jesús Sánchez propuso la idea en 1992 al entonces concejal de Deportes, José Gabriel Astudillo. No se quedó ahí. Esta madrileña, aliada con un puñado de constructoras, intentó que el Ayuntamiento le concediese los terrenos para construir el palacio en la calle de Silvano, en el distrito de Hortaleza.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Madrid no cedió ante el empeño de Sánchez, al desconfiar de su solvencia económica y acabó adjudicando el proyecto a la empresa Equidosa, cuyo accionariado está formado por la compañía cinematográfica Dreams Cinema, la edificación del complejo en diciembre de 1995. "Si las empresas que se han hecho cargo del palacio no lo han conseguido, imaginemos qué habría pasado con el proyecto de la señora Sánchez", manifestó en 1997 el concejal de Obras, Enrique Villoria.
Otras instalaciones
Por aquel entonces, la concejalía había proyectado un pabellón con un aforo de 3.000 personas y una pista de hielo de 60 por 40 metros. Ésta instalación sería multiusos, es decir, que con frecuencia podría transformarse, por ejemplo, en una sala de conciertos. La instalación también incluía una piscina climatizada, una sauna y un gimnasio.
Sin embargo, el proyecto se ha ido transformando con el discurrir de los años. La oposición acusa al PP, y ése es uno de los motivos de la denuncia, de querer convertir la idea original en un gran centro comercial. Éste sería "un gran centro de ocio, con cuatro plantas de aparcamiento, 16 salas de cine, bares, cafetería y, de forma marginal, habrá un espacio para patinaje", según la concejal socialista Marta Rodríguez-Tarduchy.
Entretanto, el solar de la calle de Silvano sigue esperando a que el viejo proyecto de María Jesús Sánchez vea algún día la luz. Esta gran amante del patinaje artístico y del hockey concibió la idea después de que en mayo de 1990 el Real Madrid cerrase su palacio de hielo.
La Ciudad Deportiva del Real Madrid albergó desde noviembre de 1969 a mayo de 1990 una pista de hielo de 61 metros de longitud por 26 de anchura, con dimensiones suficientes para desplegar actividades como patinaje y hockey. A pesar de su reducido aforo, para unas 300 personas, miles de madrileños aprendieron a patinar en estas instalaciones.
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