_
_
_
_
Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un espacio de sabores mestizos y alma nipona

KABUKI, texturas y contrastes en la cocina creativa oriental de Ricardo Sanz

José Carlos Capel

No es un simple restaurante japonés ni uno más de los asiáticos en boga. Aupado por una trayectoria meteórica, en poco más de tres años Kabuki se ha consolidado como un pequeño laboratorio gastronómico donde se sirven propuestas de base japonesa entremezcladas con productos occidentales. Su artífice, Ricardo Sanz, que no es un chef de ojos rasgados, ejercita una filosofía culinaria presidida por la sencillez, la fusión, la exaltación de lo crudo y el juego de texturas y contrastes.

Atrincherado tras la diminuta barra en la que oficia, pone a punto recetas cosmopolitas y dietéticas, de alma nipona y sabores mestizos, que enlazan con las vanguardias por la vía del minimalismo y la calidad de las materias primas. En cierto modo, sus platos recuerdan al famoso cocinero Nobu Matsuhisa, cuyos restaurantes acaparan el éxito en ciudades como Nueva York, París y Londres. Y también el estilo del genial Tetsuya Wakuda, el prestigioso japonés afincado en Sydney. O el de Marcus Samuelson, el etíope-sueco que causa furor en su Aquavit neoyorquino.

KABUKI

Avenida del Presidente Carmona, 2. Madrid. Teléfono: 914 17 64 15. Precio aproximado por persona: entre 35 y 60 euros. Cierra sábado al mediodía y domingos. Menú degustación, 37 euros. Menú 'kabuki', 54 euros. 'Kabuki sushi' (17 piezas), 23,50 euros. 'Sashimi' especial, 19,50 euros. Solomillo de buey del valle del Esla, 20 euros. Helado de té verde, 3,50 euros.

Café ... 7

Bodega ... 6,5

Ambiente ... 6,5

Servicio ... 6,5

Aseos ... 6,5

Pan ... (no sirve)

Sin recurrir a técnicas complejas ni a montajes sofisticados, Sanz propone platos de una candorosa simplicidad que exaltan el producto con pocos aderezos. Por su barra de trabajo desfilan sargos imperiales, cigalas, bogavantes y langostinos vivos, además de gambas rojas, salmonetes gigantes, ventrescas de atunes rojos y hasta el delicado pez mantequilla (butter fish). Con estas materias primas, símbolo absoluto del lujo, que filetea sin cesar a golpes de cuchillo, prepara platos japoneses convencionales (surtidos de sushi y de sashimi), junto a bocados creativos que suponen una vuelta de tuerca en la fusión de sabores. Algunos ni siquiera figuran en la carta. Otros son discutibles. Poco importa, el juego de sensaciones está garantizado.

Sus ortiguillas de mar en tempura parecen sesos de pescado; las lascas de sargo a las trufas resultan deliciosas; el hígado de rape constituye un incisivo foie-gras marino, y el sushi de huevo de codorniz a las trufas, creado en homenaje a Abraham García, un aperitivo de diseño. Sabroso el nigiri sushi de sardinillas, y algo descompensado el sushi de pez mantequilla, en el que el arroz anula parcialmente el gusto del pescado. Todo un festín de la nueva cultura gastronómica, tan urbana, frugal y posmoderna.

El <i>chef</i> Ricardo Sanz y Mónica Fernández, <i>maître</i> y sumiller del restaurante madrileño Kabuki.
El chef Ricardo Sanz y Mónica Fernández, maître y sumiller del restaurante madrileño Kabuki.CLAUDIO ALVAREZ

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

TRES CARNES Y LOS POSTRES

PARA DISFRUTAR de la cocina creativa de Sanz conviene cerrar la carta y dejarse sorprender por sus sugerencias. Bien entendido que el riesgo de que las facturas se disparen es inevitable. Aunque en Kabuki se rinde culto al pescado, también ofrece una interesante selección de carnes. Tres tipos de sabores infrecuentes -secreto del cerdo ibérico, buey de Kobe y buey de los valles del Esla- llegan a sus mesas preparados por David Arauz, auxiliar de cocina. Se presentan en carpaccio y a la plancha o tipo tataki (estilo rosbif, crudos por dentro y dorados apenas por fuera), troceados en pequeñas porciones y enfrentando las carnes por parejas para resaltar las diferencias. El buey tipo Kobe (Japón), que en este caso procede de Nueva Zelanda, se engorda con cerveza, se somete a masajes periódicos y tiene una alta infiltración grasa y un paladar suave. El auténtico buey de los valles del Esla (León), de raza pirenaica, resulta más magro y de sabor más intenso. Nada que ver con el cerdo ibérico, contrapunto montaraz y delicioso. Si el comensal busca comida japonesa tradicional, lo mejor son sus dos menús. Por 37 euros, el menú degustación permite probar ocho especialidades y postre. Y el menú Kabuki (54 euros) incorpora nueve sugerencias y el dulce. Los postres, como suele ser habitual, no son lo más destacable. Aun así, merecen la pena el dulce de pasta de arroz con chantilly y el helado de té verde.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_