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ELECCIONES 16-N

CiU y PSC consideran posponer la formación del nuevo gobierno a las elecciones generales

Carod rechaza que se supedite la política catalana al escenario español

Enric Company

Los principales partidos catalanes han incluido en sus cálculos para después de las elecciones autonómicas del 16 de noviembre la eventualidad de que sus resultados sean tan ajustados que lleven a posponer para después de las elecciones legislativas, previstas para marzo de 2004, la formación de un gobierno estable en la Generalitat. El aplazamiento perseguiría postergar la formación de alianzas difíciles de explicar a sus respectivos electorados. Esta eventualidad, sin embargo, fue rechazada ayer de plano por Josep Lluís Carod Rovira, el líder de Esquerra Republicana (ERC), que aspira a ser componente imprescindible en el primer gobierno del pospujolismo.

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Carod dijo ayer en un almuerzo con los directivos de la Confederación Empresarial de Tarragona (Cepta) que sería "un insulto al pueblo de Cataluña" que algo tan importante como la formación de su gobierno se pospusiera al resultado de las elecciones a Cortes. Eso indicaría, dijo, que se tiene a Cataluña por una "triste provincia subordinada".

Lo que Carod rechaza forma parte, sin embargo, de los escenarios hipotéticos que las direcciones de todos los partidos, pero sobre todo CiU, el PSC y el PP, examinan cuidadosamente. En uno de estos escenarios, por ejemplo, el candidato de CiU a la presidencia de la Generalitat, Artur Mas, podría encontrarse en la misma situación en que se vio Jordi Pujol en 1980. Es decir, que para formar mayoría en el Parlament necesitara el voto de los diputados de CiU y ERC, y por lo menos la abstención del PP (cuyo espacio político estaba ocupado en 1980 por Unión de Centro Democrático).

Ésta es una eventualidad que ninguno de los tres protagonistas desearía tener que definir antes de las elecciones legislativas.

Pero también los socialistas podrían estar interesados en posponer para después de las elecciones a Cortes la formación de alianzas en Cataluña. Éste podría ser el caso si, por ejemplo, el candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, Pasqual Maragall, ganara las elecciones pero necesitara el concurso de ERC y creyera que un pacto con un partido independentista perjudicaría las posibilidades del PSOE en las elecciones generales.

Caben también otras posibilidades. Una de ellas es, sin ir más lejos, la misma que se dio hace cuatro años. Jordi Pujol fue investido presidente en 1999 con el voto de CiU y el PP, y la abstención de ERC. Y sólo cuando, unos meses después, el PP logró su mayoría absoluta en las elecciones legislativas, Pujol cerró totalmente las puertas a la alianza con ERC y consolidó la "pareja de baile CiU-PP", según expresión acuñada entonces. La variante ahora es que el PP ofrece también a CiU que entre en el futuro gobierno de España si se repite una victoria de la derecha.

Pero entre las posibilidades teóricamente abiertas para CiU se incluiría también la eventualidad de intercambiar el apoyo a José Luis Rodríguez Zapatero, si éste ganara en las legislativas españolas, a cambio de entrar en un gobierno de la Generalitat presidido por Maragall.

Para evitar tanta incertidumbre, Maragall no cesa de pedir a los electores un apoyo claro e inequívoco que permita un cambio político claro. Y por eso mismo Pujol repite que esta vez CiU necesita ganar mejor que en 1999.

La posibilidad de diferir unos meses la formación de alianzas en Cataluña después de las elecciones al Parlament ha sido favorecida por la decisión de Pujol de convocarlas lo más cerca posible de las elecciones a Cortes, para las que se apunta la fecha del 7 de marzo.

El calendario poselectoral catalán es el siguiente: tras las elecciones del 16 de noviembre, la constitución del Parlament debe celebrarse a más tardar el 7 de diciembre. Se inicia entonces un periodo de 10 días de consultas del presidente del Parlament con los líderes de los grupos para encargar a uno de ellos la formación de gobierno, para lo cual tendrá que someterse a la investidura como presidente de la Generalitat. Durante ese tiempo, los grupos deben negociar alianzas si ninguno ha logrado mayoría absoluta.

La fecha límite para el debate de investidura del nuevo presidente es el 16 de diciembre. El debate puede durar hasta tres días, por lo que cabe que la investidura se produzca el 19 de diciembre. Podría ocurrir que en el candidato no lograse los votos necesarios para ser investido. Entonces se abriría un nuevo periodo de consultas y un plazo máximo de dos meses para nombrar presidente. Se llegaría así al mes de marzo.

Para que las elecciones generales puedan celebrarse el 7 de marzo es preciso que se convoquen a principios de enero, dos meses antes. Si el resultado de las elecciones catalanas fuera muy ajustado, en esa fecha es muy posible que los paratidos catalanes aún estuvieran negociando la formación de gobierno. Mas todavía si alguno de los protagonistas estuviera particularmente interesado en ello.

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