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La dimisión de dos ministros abre una grave crisis en Lisboa

El primer ministro portugués, Durão Barroso, se convirtió ayer en blanco de las críticas de los editoriales de prensa, de los analistas y de los partidos de la oposición por la forma en que condujo el escándalo que llevó a la dimisión de dos ministros en cinco días.

António Martins da Cruz dimitió el martes de su cargo de ministro de Exteriores tras desvelarse el jueves que pidió al ministro de Enseñanza Superior, Pedro Lynce, que inscribiera a su hija en una facultad de medicina sin hacer los exámenes necesarios. Lynce abandonó el Gobierno el viernes, pero Martins da Cruz resistió cuatro días más y sólo dimitió cuando la prensa reveló que miembros de su Gabinete intentaron también que su hija accediera a la enseñanza superior sin cumplir los requisitos.

Durão Barroso es acusado ahora de intentar proteger a su amigo personal Martins da Cruz y de no enfrentarse con mano dura al escándalo.

"Salen los ministros que hacen un favor a un amigo, pero el que pide el enchufe se salva", escribía ayer Diário Económico. "Se ha instalado la idea de que hay ministros de primera y ministros de segunda", advirtió también el director de Público, José Manuel Fernandes.

"El primer ministro no condujo la crisis, se dejó llevar. Le faltó a Durão la raza que crea un líder de referencia", se leía ayer en el editorial de Diário Económico.

Teresa Gouveia, ex ministra de Medio Ambiente en el Gabinete del antiguo primer ministro Aníbal Cavaco Silva, fue ayer oficialmente designada nueva ministra de Exteriores de Portugal.

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