El suicidio del perro y la prensa responsable

En el pleno del Ayuntamiento de Ayamonte del 25 de septiembre se vivió una lamentables sesion.

La arrogancia, prepotencia y actitud provocativa del alcalde, que utiliza el insulto y la descalificación en la dirección de las sesiones plenarias para intentar intimidar a la oposición y a las voces críticas que se levantan de los ciudadanos asistentes, calentó de tal manera los ánimos de los presentes que la Policía Local tuvo que intervenir.

Suspendido el pleno, los grupos de la oposición intentaron negociar una salida airosa para todos que permitiera la continuación de la sesión. Sin embargo, de nuevo la intransigencia del alcalde nos obligó a abandonar definitivamente el pleno.

No entro en si desde el punto de vista periodístico los hechos merecen un hueco en la prensa (IU y otros grupos ofrecimos nuestra versión de los hechos a los periodistas interesados), pero me sorprendo cuando oigo las noticias y leo la prensa, ya que lo que trasciende y se le da importancia en los medios es a un comentario anecdótico: El suicidio de un perro por los ruidos de los cohetes de la feria.

Ni el peligro que corre el desarrollo de un acto tan importante para la democracia como los plenos municipales con la violencia verbal del alcalde, ni la suspensión de estos al vivirse momentos de gran tensión, ni la irrupción de la Policía Local en el desarrollo de un pleno..., nada, el alcalde es acusado del suicidio de un perro.

La clase política necesita un fuerte revulsivo y una mirada autocrítica que la regenere y acabe con las sombras y las sospechas que tanto daño hacen a la democracia actual, pero desde luego, a lo que veo, oigo y leo, no somos los únicos a los nos fallan las neuronas, ni los solitarios culpables de los niveles de estupidez que se están alcanzando en los albores del siglo XXI.