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El curso escolar iraquí empieza bajo el signo de la polémica y el miedo

El administrador de EE UU expulsa a todos los directores que pertenecían al partido Baaz

Jorge Marirrodriga

Los directores de los colegios de la capital iraquí que pertenecían al partido Baaz, dominante bajo el régimen de Sadam Husein, y todavía desempeñaban sus cargos comenzaron a ser expulsados ayer de sus puestos siguiendo una orden directa del administrador estadounidense para Irak, Paul Bremer. La medida llega apenas iniciado el pasado sábado el curso escolar para seis millones de alumnos de primaria y secundaria en todo el país.

En algunos colegios de Bagdad se produjeron violentas discusiones entre los claustros de profesores y los representantes municipales encargados de realizar las elecciones a director en cada centro.

"Nunca he hecho nada malo contra el pueblo de Irak ni mucho menos contra mis alumnos", se lamentaba Sana Naji Abbas, directora del instituto Al Hudu, donde 860 alumnas reciben clase de secundaria y cuyas instalaciones están protegidas por policías iraquíes armados con fusiles de asalto. "He sido directora de este colegio durante siete años. Los profesores me apoyan y hoy llegan unos representantes del distrito y me dicen que debo abandonar el cargo", explica. "Iré sola al Ministerio de Educación y me defenderé", añade Abbas, quien muestra una carta firmada por el propio presidente de turno del Consejo de Gobierno, Adnan Chalabi, en la que se dice que la enseñante es una persona honesta que puede continuar con su actividad.

Pero las cartas que pueda escribir Chalabi no tienen ningún valor ante las órdenes del administrador estadounidense y así la escena se repetía en varios centros de la ciudad. "Los representantes municipales se han portado muy mal con la gente. Son los ricos del barrio, los que han mandado siempre", acusa Asaber Azet Munim, directora de la escuela de primaria Fatima al Sahar. "Aquí dan clase diez profesores, pero hoy sólo han venido a trabajar siete. En plena jornada llega una mujer del municipio con la orden de Bremer y dice que hay que convocar elecciones. Reparte siete papelitos y dice que cada uno vote a quien quiera, luego recoge los papeles y dice que mañana nos dará los resultados. ¿Esto es serio?". En otros institutos, como el Al Sharkin, los mismos profesores se han adelantado a la medida que, en cualquier caso, no ha pillado a nadie por sorpresa.

La polémica por la destitución de profesores llenó ayer unos centros donde son patentes las inversiones para su reconstrucción. Todos los centros de la capital que han abierto sus puertas han sido pintados y reparados en gran medida, en algunos casos por los mismos militares estadounidenses y en su mayoría por contratas a empresas de EE UU que han subcontratado a obreros iraquíes. Algunos de ellos, como el Abu Baqer, del barrio de El Baia, sirvieron desde primeros de año como base a los fedayin de Sadam y fueron bombardeados por los aviones de EE UU. "Naciones Unidas ha trabajado mucho en la reconstrucción", dice Lutfía Hussein Mohamed, directora de la escuela donde estudian 500 niños y niñas. "Los trabajos prácticamente se pararon cuando el atentado de agosto contra la ONU, pero hemos podido salir adelante. Nuestro problema ahora es la seguridad. Apenas están viniendo 150 niños a clase. Los padres tienen miedo".

Un problema añadido es el de los libros de texto. La Administración de Bremer ha prohibido las ediciones antiguas donde había cantos a Sadam Husein hasta en el enunciado de los problemas de matemáticas. Expertos de la Unesco y Unicef han trabajado contrarreloj para purgar los viejos textos de toda ideología baazista, pero el resultado es que los nuevos libros no podrán llegar a los colegios por los menos hasta dentro de unas semanas.

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Niños iraquíes hacen cola para recibir el material escolar en Bagdad.
Niños iraquíes hacen cola para recibir el material escolar en Bagdad.REUTERS

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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