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Entrevista:José Luis Rodríguez Zapatero | Secretario general del PSOE

"Me comprometo a no elevar la presión fiscal frente a un PP que la ha subido dos puntos"

El líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, se muestra convencido de que las elecciones generales aún están abiertas. Admite que tal vez no sea éste su mejor momento en los sondeos desde que llegó a la secretaría general, pero cree que, más allá de los altibajos coyunturales, a lo largo de esta legislatura se ha registrado una tendencia sostenida a reducir la gran brecha que abrió el Partido Popular en las elecciones de 2000. A partir de enero, dice, desatará "una cadena de anuncios importantes", referidos a reformas y personas. Sus hombres de gobierno formarán "un equipo de lujo", compuesto por "gestores públicos y personas con peso político".

Pregunta. Hoy casi todos los partidos que aspiran a ganar unas elecciones se proclaman de centro o buscan el voto del centro. ¿Dónde se coloca en la geometría política?

"Presentaremos una reforma fiscal global con fuertes incentivos al ahorro"
"Para la izquierda, garantizar la seguridad es la primera condición de la libertad"
"Este Gobierno está más interesado en controlar la justicia que en hacerla funcionar"
"Necesitamos invertir en nuevas tecnologías un 25% más durante al menos cuatro años"
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Respuesta. Mi proyecto se dirige a la mayoría de españoles que quiere solucionar los problemas de este país y anticipar el futuro: los problemas de la calidad de la democracia, de la educación, de la innovación, de la productividad, con un fuerte compromiso con los servicios públicos y una especial atención a la justicia y la seguridad, que presentan un estado lamentable después de siete años de gobierno del PP.

P. Los impuestos se han convertido en una piedra de toque de los programas electorales y a veces en piedra de escándalo en la izquierda. ¿Qué se propone hacer en esta materia?

R. Me comprometo a no elevar la presión fiscal, frente al PP que la ha subido dos puntos. Cualquier gobierno que se precie tiene que tener como objetivo la estabilidad presupuestaria y hacer una política de ingresos lo más justa posible. Y si podemos, bajaremos la presión fiscal.

P. ¿Sigue creyendo que "bajar impuestos es de izquierdas"?

R. Bajar impuestos a las clases medias y a los trabajadores, que son los que pagan básicamente en este país, creo que es de izquierdas, siempre que eso produzca más ahorro, estimule la productividad, genere más competitividad de la economía y, por lo tanto, permita más crecimiento, más gasto social y más bienestar.

P. ¿El PSOE va a elaborar su propia reforma fiscal?

R. Sí, tenemos un plan de reforma tanto de la imposición directa como de la indirecta, que presentaremos en la campaña electoral. El primer objetivo es la simplificación, más sencillez. Mucha gente no sabe exactamente cuánto paga, la maraña de desgravaciones y deducciones es enorme. El segundo elemento de esa reforma es establecer un sistema más justo, tanto en el IRPF como en los otros impuestos. Y la finalidad será fomentar el ahorro, que es una de las carencias más graves que sufre nuestra economía.

P. ¿Han abandonado ya el modelo de IRPF de tipo único?

R. La respuesta estará lista pronto. Pero sí puedo adelantar que será una reforma fiscal con novedades muy importantes y fuertes incentivos al ahorro. La línea va ser de simplificación y reducción de desgravaciones.

P. El equilibrio presupuestario parece indicar que el PSOE se ha caído del caballo del papel impulsor del Estado.

R. Mantener la estabilidad presupuestaria es una obligación con las generaciones futuras y, para mí, es también un principio progresista. Para nosotros es una restricción, no un dogma. Y la estabilidad presupuestaria debe contemplarse en el ciclo de una legislatura. Puede haber algún año que no se cumpla estrictamente. Me gustaría que Aznar criticara a un conservador como Bush porque ha llevado a Estados Unidos a una situación de déficit gigantesco. Sin embargo, Clinton llevó la economía norteamericana a la estabilidad presupuestaria, a un muy buen crecimiento económico y a un gran período de expansión. Quiero decir que el déficit no es de izquierdas ni de derechas. Quien lo dude no tiene más que mirar a Francia.

P. ¿Cuáles son sus prioridades en política económica?

R. Nuestro modelo es educación e innovación frente a ladrillo y especulación; productividad de la economía frente a precariedad en el mercado laboral; competencia real frente a intervencionismo gubernamental; y ahorro frente al endeudamiento que sufren hoy las familias. ¿Cómo se consigue? Para nosotros, hay tres prioridades presupuestarias clave: ciencia y tecnología, educación y seguridad y justicia.

P. ¿Por qué ese énfasis en la seguridad, que parece más bien una reivindicación clásica de la derecha?

R. La inseguridad ciudadana perjudica sobre todo a los sectores que representa el partido socialista. Es en los barrios donde la delincuencia ha penetrado de una manera muy clara, y es evidente que el ciudadano normal, el ama de casa, el pensionista, no puede optar por la seguridad privada. Para la izquierda, garantizar la seguridad de la gente que no puede pagársela es esencial, la primera condición de la libertad. Y con este Gobierno ha habido un deterioro tremendo. Hay un millón más de delitos, nunca ha habido tantos delitos sexuales, tanta violencia doméstica, tanta inseguridad en la calle. Eso con 10.000 policías menos en los ocho años de Gobierno del PP y habiendo aumentado la población en España 700.000 personas. Cada año de Mayor Oreja en Interior supuso un aumento del 5% de la delincuencia. Rajoy tiene el récord histórico como ministro, con un aumento de la delincuencia del 14%. Y con esos datos, el PP ha hecho unos Presupuestos en los que no sube el gasto de Interior y el de Justicia baja dos puntos.

P. ¿Se combate esa delincuencia sólo con más policías?

R. No, no; hay que cambiar muchas cosas, pero lo que no puede ser es que tengamos el mismo modelo policial que hace 50 años. Tenemos dos cuerpos que comparten muchas cosas, muchas tareas, que duplican muchísimos servicios, necesitamos un despliegue más racional, más efectivo...

P. ¿El cambio significa unificar policía y guardia civil?

R. Significa unificar la dirección real, la política de mando y la operativa. Significa compartir servicios y replantear el despliegue territorial de ambos cuerpos.

P. ¿Con el objetivo de crear una sola fuerza de seguridad?

R. Lo que tiene que haber es una policía y una Guardia Civil, con todos los efectivos posibles en la calle. Que no se dupliquen tantos esfuerzos como ahora en investigación, en policía científica, en servicios. Y tiene que haber un cuerpo especializado en determinadas materias, como es el control de fronteras, terrorismo, narcotráfico, que, evidentemente, debe tener una singularidad. Pero hay que empezar por reformar la Ley Orgánica de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, cambiar la estructura de mando y dirección, sustituir la descoordinación por coordinación. Y aumentar el presupuesto, que es lo que nosotros proponemos, empezando por restituir los 10.000 policías y guardias civiles que el PP ha suprimido desde que gobierna..

P. Y está la asignatura pendiente del mal funcionamiento de la Justicia.

R. En España hay más de dos millones de procesos judiciales sin resolver, la sala de lo civil del Tribunal Supremo tiene más de 14.000 asuntos pendientes, la sala de lo contencioso del Tribunal Supremo tiene 20.000, hay juzgados de vigilancia penitenciaria que soportan 9.000 asuntos anuales y tenemos un juez por cada 11.000 habitantes, mientras que la media europea es de uno por cada 8.000 habitantes. Necesitamos crear 140 nuevas plazas de jueces al año y se están creando 30. Al menos esto lo necesitamos durante ocho años, que era la vigencia del pacto que el Gobierno ha incumplido de manera flagrante y que por lo tanto ha originado nuestra desvinculación.

P. ¿Fue un error firmarlo?

R. No, fue una oportunidad. Y un ejercicio de responsabilidad. Y el Gobierno, incumpliendo el pacto con lo que ha hecho con la Fiscalía General del Estado, con toda la cadena de fiscales, ha demostrado que le interesa mucho más el control de la justicia que el servicio público.

P. Usted pone el acento en innovación y educación. ¿En qué se traduce eso?

R. La primera medida que tomaríamos es unificar Educación con Ciencia y Tecnología. No hay un país que construya un buen sistema de ciencia y de investigación si no tiene perfectamente coordinada la investigación básica y la investigación aplicada. En España se necesita aumentar la inversión en nuevas tecnologías un 25% al año, al menos durante una legislatura.

P. Pero habrá que movilizar también financiación privada...

R. Hay dos cosas que hay que fomentar: uno, una agencia de financiación pública que funcione con criterios de flexibilidad, con criterios empresariales; dos, crear un nuevo sistema de innovación que impulse el desarrollo tecnológico en las empresas y la transferencia de conocimientos entre las Universidades y los centros de Investigación y el sistema productivo. No debemos permitir que ni una sola buena iniciativa se quede sin desarrollar por falta de ayudas.

P. La crítica a Ciencia y Tecnología es fácil, pero ¿no es un poco ingenuo creer que Educación es la solución?

R. No. Estamos en la sociedad del conocimiento y en una economía globalizada. Formar más y mejor a los ciudadanos es el factor clave para poder competir. La educación se ha convertido en un factor clave para el desarrollo económico y sigue siendo un elemento esencial de justicia social. Repartir el conocimiento es, en este momento, la mejor forma de repartir riqueza.

P. Usted ha anunciado la reforma de las diversas leyes educativas reformadas por el PP.

R. La educación en España tiene cuatro aspectos fundamentales que hay que reformar. El primero de ellos es nuestro sistema de idiomas en la educación. Ayer [por el martes pasado] oí a Tony Blair, y uno de los primeros logros que recordaba a sus delegados en el Congreso, de siete años de gobierno del laborismo, es que hoy ya hay un 90% de niños ingleses que a los 12 años prácticamente hablan un idioma alternativo. Esto me parece esencial para nuestro país. Segundo: fracaso escolar, y el fracaso escolar tiene que ver con la desmotivación del profesorado y con la falta de apoyo que existe a la educación pública. Tercero: tenemos que hacer una nueva ley educativa. La que ha hecho el Gobierno del PP es segregadora, no da oportunidades suficientes a aquellos que por una u otra circunstancia pueden ir por detrás en la educación, que normalmente coincide con gente de extracción social más humilde o con niños que vienen de familias con problemas. Y en cuarto lugar, tenemos que recuperar el valor cívico y aconfesional de la enseñanza pública, y por tanto cambiaremos la legislación que ha impuesto nuevamente la religión casi con carácter obligatorio. Esto tiene trascendencia para nuestro modelo de escuela y de educación.

P. ¿Qué pasa con los niños inmigrantes, que prácticamente en su totalidad recaen sobre los colegios públicos?

R. Aunque es competencia de las comunidades autónomas, desde luego los niños inmigrantes tienen que estar exactamente igual en las escuelas públicas y en las escuelas concertadas.

P. Hablemos del paquete de ayudas a la familia y de los planes de asistencia a los mayores. Hay quien dice que es una carta a los Reyes Magos.

R. En este país tenemos un sistema público de pensiones que hay que preservar, y un sistema de protección por desempleo, cuya tendencia debe ser a menos gasto, porque el empleo vaya creciendo, pero necesitamos un sistema de ayuda a la familia para las personas dependientes y en especial los mayores, que tienen un peso creciente en nuestra sociedad. El Gobierno central debe abrir las posibilidades de ayuda financiera a las comunidades autónomas para servicios a domicilio y política de mayores. Desde el punto de vista de la política social, el gran reto que tenemos en este momento son las personas dependientes y la conciliación de la vida familiar y el trabajo.

P. ¿Qué se proponen hacer en materia de inmigración?

R. La inmigración hay que analizarla desde dos principios básicos: uno, a mayor legalidad de la inmigración, mejor para la economía, mejor para la convivencia, mejor para las empresas y mejor para los inmigrantes. Por tanto, hay que tener una buena política de inmigración legal. Creo que la reforma que hemos aportado a la ley de extranjería facilita eso. Dos, la inmigración tiene un componente positivo desde el punto de vista económico, clarísimo. Puede llevar a un aumento del número de cotizantes a la Seguridad Social muy grande. Con nuestra evolución demográfica preocupante para el mantenimiento a largo plazo del sistema público de pensiones, la inmigración va ser un alivio.

P. Hasta aquí habla de gastar más. ¿Dónde va a recortar para mantener el equilibrio presupuestario?

R. Debe haber una política de ahorro a medio plazo en tres grandes capítulos: la televisión pública, cuya deuda supera el billón de las antiguas pesetas; el gasto farmacéutico, que en España supera en 10 puntos la media de la Unión Europea, y la lucha contra el fraude fiscal. Y para reorientar los recursos contamos también con la contención de los gastos militares. Defensa tiene más presupuesto que Fomento y Justicia juntos.

P. ¿Se plantea incluso prescindir de la televisión como servicio público?

R. Creo que tiene que haber un servicio público de televisión, pero desde el primer día vamos a plantearnos el problema de la deuda y su estatuto como servicio público. No quiero una televisión del PSOE, se tiene que acabar la era de la televisión de partido. Mi modelo de televisión es la BBC, con un director general nombrado por mayoría cualificada del Parlamento, lo que exige al menos el voto de los dos principales partidos. Y un Consejo Audiovisual con amplios poderes e independiente.

P. ¿El recorte en Defensa no le va a hacer chocar con uno de los poderes fácticos?

R. Para mí es una prioridad mayor elevar el grado de formación del capital humano de este país y garantizar la seguridad ciudadana.

P. Pero tendrá que tomar en cuenta los intereses de la defensa europea...

R. La definición de la política de defensa europea está en mantillas. Todavía no hay escenarios ni de su conformación a medio plazo. Por lo tanto, me parece que aumentando el gasto de Defensa hoy estamos dando pasos un poco a ciegas, sin saber exactamente cuál va a ser el modelo de defensa de la Unión Europea, qué va a pasar con la OTAN... Eso está por definir, no es éste el momento de dar prioridad al gasto de defensa.

P. ¿Si gana las elecciones retirará las tropas españolas desplegadas en Irak?

R. Ya lo he dicho en más de una ocasión. Si hay una fuerza multinacional en la que Naciones Unidas tenga el papel preponderante tanto en la reconstrucción como en el gobierno civil de Irak, España cumplirá el compromiso que le toque. Si seguimos siendo parte de una fuerza de ocupación y no hay un acuerdo multinacional dirigido por Naciones Unidas, las tropas se vendrán para España.

P. ¿Y cómo se propone rediseñar la política exterior?

R. La política exterior para España va a tener dos elementos de referencia importantes: Irak, que es lo que ha roto el consenso en España, en Europa y en el mundo, y Europa. Mi aspiración es que la UE, en la conferencia intergubernamental, con la constitución europea, dé un verdadero paso adelante en una política exterior común. Esos son los dos elementos de referencia básicos. Más allá de eso, España debe recuperar protagonismo esencialmente en el Mediterráneo, sobre todo con los países árabes, haciendo un papel de interlocutor al igual que con Latinoamérica, donde se ha perdido de manera lamentable. Nuestra política exterior será distinta. Pero el reacomodo de la posición de España se hará de forma responsable, incluida una relación de normalidad con Estados Unidos de Norteamérica, pero sin esa obsesión en la que se ha convertido la política de Aznar, que más que al vínculo atlántico lo que le lleva es a estar subordinado al Partido Republicano del señor Bush.

P. ¿Y el diálogo privilegiado con Estados Unidos?

R. Nosotros no seremos puente, no nos saltaremos a Europa. Washington debe dialogar con Bruselas y España debe estar en Bruselas. Para una política exterior y de defensa europea es malo que haya gobiernos como el de Berlusconi o el de Aznar puenteando a Europa.

El líder del PSOE, durante la entrevista realizada el pasado miércoles.
El líder del PSOE, durante la entrevista realizada el pasado miércoles.MIGUEL GENER
Rodríguez Zapatero en su despacho, ante un retrato de Pablo Iglesias por Eduardo Arroyo.
Rodríguez Zapatero en su despacho, ante un retrato de Pablo Iglesias por Eduardo Arroyo.MIGUEL GENER

"Ibarretxe dará marcha atrás si la sociedad vasca no le sigue"

Pregunta. Hace un año pidió al lehendakari Ibarretxe que no presentara su plan, pero hoy ya es un proyecto legislativo. ¿Cuál sería la respuesta de un Gobierno socialista?

Respuesta. El plan Ibarretxe cuenta con la oposición del partido socialista. Hemos dado un no en el Parlamento vasco y cualquier paso que se intente dar al proyecto va a contar con nuestro voto en contra, y en su caso con la posibilidad de recursos al ámbito jurisdiccional. Ahora bien, no estamos sólo ante un problema de recurso contencioso-administrativo o de recurso constitucional. Tenemos un problema político. Nosotros hemos dicho no al plan Ibarretxe. Pero no nos hemos quedado ahí. Hemos dicho algo en positivo: más Estatuto. Y hemos agregado que hay que mantener un mínimo vínculo para que la sociedad vasca no acabe en una confrontación abierta entre nacionalistas y constitucionalistas. Si ganamos las elecciones de marzo, mi objetivo será que el plan Ibarretxe no prospere, con los instrumentos del Estado de derecho, pero también con la política.

P. Dice Arzalluz que sólo la Guardia Civil podrá impedir el referéndum.

R. Cuando el debate está en la Guardia Civil y en los tribunales, es que falla la política. Eso es lo que enseña la historia.

P. Y el PP acusa al PSOE de cuestionar el orden constitucional por plantear en este momento reformas del Senado, los estatutos...

R. El PP debería dejar de pedir cuentas a los demás. ¿Acaso el Gobierno de España no tiene la responsabilidad de garantizar la cohesión territorial, de evitar riesgos en esa cohesión? Le mandé una carta al señor Rajoy nada más ser elegido para hablar de problemas esenciales de este país: el uso de la unidad de España, la Constitución, los emblemas, el funcionamiento del Parlamento y de la democracia. A día de hoy no he recibido contestación. Por tanto, creo que el Partido Popular debe ser más prudente.

P. ¿Qué quiere decir con que la respuesta debe ser política?

R. Que los constitucionalistas, los autonomistas, tenemos que ganar la batalla en la sociedad vasca. El camino no es decir que ha habido un órdago y que se ha aceptado. Ibarretxe dará marcha atrás si la sociedad vasca no le sigue, porque ve en el constitucionalismo una defensa del Estatuto de Autonomía vasco, de su desarrollo, un reconocimiento del autogobierno, del papel de Euskadi, y no simplemente una confrontación. Hacen falta más Emilio Guevara, más gente dispuesta a tender puentes. Ése es el mérito de la postura que defienden Patxi López y el PSE.

P. ¿La reforma del Senado que plantea es para la próxima legislatura o es un horizonte a largo plazo?

R. La reforma del Senado es urgente, porque hay un papel que debería poder hacer muy bien, que es ser canal de participación de las comunidades autónomas, cámara de representación territorial, que es el papel que le otorga la Constitución. Pero proponemos también mejorar los instrumentos de coordinación entre las comunidades y el Estado, garantizar la representación de las comunidades en Europa. En general, proponemos mejorar el Estado de las autonomías

P. Pero no parece que eso vaya a calmar a los nacionalistas.

R. No lo propongo para atraer a los partidos nacionalistas -yo lo menos que soy es nacionalista-; lo propongo por el buen funcionamiento del Estado, porque en estas últimas décadas han cambiado cosas en la Unión Europea y con el desarrollo de las comunidades autónomas que nos obligan a encontrar nuevas formas de trabajar juntos.

P. Después de un periodo de tranquilidad parece que en el PSOE empiezan a aparecer grietas y a surgir divisiones...

R. Lo único que no me quita tiempo es la división del partido, porque no existe. Hay cohesión, dirección y objetivo como no se recordaba desde hace tiempo. Las primeras elecciones que asumí como líder del partido las ganamos por 200.000 votos después de 10 años de derrotas y teniendo enfrente un partido con mayoría absoluta. Hemos sufrido un hecho serio en Madrid al no materializarse el resultado electoral, que suponía que el partido socialista, con el apoyo de Izquierda Unida, iba a tener la presidencia de la comunidad. Creo que actuamos con contundencia expulsando del partido a los dos tránsfugas y a quienes les habían apoyado.

P. ¿Y no había ninguna responsabilidad en el propio partido?

R. La responsabilidad de lo que ha pasado está en quienes han urdido la operación y en quienes se han aprovechado políticamente de ella, y no en quiénes hemos sido víctimas.

P. ¿Qué espera de las elecciones catalanas del 16 de noviembre?

R. Es de una enorme trascendencia histórica para este país y para el devenir de la cohesión territorial que presida Cataluña un socialista como Pasqual Maragall, respaldado por el partido socialista. Es muy curioso ver cómo el Partido Popular lo único que intenta es que no gane Maragall, o, lo que es lo mismo, que gane Artur Mas, que, por cierto, ha saludado efusivamente el plan Ibarretxe.

P. Cuando Aznar nombró sucesor a Mariano Rajoy, su primera reacción fue decir que era el mejor candidato.

R. Dije que prefería a Rajoy, no que fuera mejor para mí. Yo reconozco virtudes al adversario, no tengo ningún problema, pero él es el continuismo, el inmovilismo, y nosotros somos el cambio. En todo caso, ni el mismísimo Aznar fue tan lejos como Rajoy, que se ha autoproclamado "el mejor"...

P. ¿Pero cree que este país demanda ese cambio?

R. Hay una mayoría de ciudadanos que cree que puede haber un Gobierno mejor, un Gobierno que prepare el futuro, que haga políticas de más calado, que mejore la democracia y que sitúe a España en el exterior donde tiene que estar. Nuestra victoria nunca será una reedición de la victoria de 1982, pero esa mayoría lo que espera es que el partido socialista presente un proyecto renovado que mantenga los valores y cambie las políticas. Y ésa es la tarea que tenemos que hacer. Sí, hay una mayoría de españoles que quiere un cambio, pero ese cambio les tiene que convencer; por lo tanto, es nuestra tarea.

P. ¿Confía en ganar las generales de marzo?

R. Se puede ganar y, desde luego, mi ánimo está más fuerte que nunca para ganar.

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