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El Kremlin se reserva el derecho a intervenir en la antigua URSS

El Ejército ruso adopta la doctrina del ataque preventivo en su área de influencia

Pilar Bonet

Rusia ha decidido reafirmar sus intereses estratégicos en el espacio possoviético y reservarse el derecho a intervenir militarmente si considera que se produce una amenaza para su seguridad, según se puso de manifiesto en una reunión de la cúpula del Ministerio de Defensa celebrada el jueves en presencia del presidente, Vladímir Putin. El Ministerio de Defensa ruso contempla tres tipos de amenazas: "externas", "internas" y "transfronterizas".

Los dirigentes del Ministerio de Defensa expresaron su visión sobre los fines del Ejército y sus ideas fueron presentadas también por escrito, no como doctrina acabada, sino como tesis para su discusión en un folleto titulado Tareas actuales del desarrollo de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa. El documento está muy influido por la doctrina de seguridad que EE UU elaboró a resultas del 11 de septiembre de 2001, en opinión de varios especialistas consultados por esta corresponsal. En él, por primera vez, Rusia formula conceptualmente la idea del ataque preventivo de carácter no nuclear. Como elemento de persuasión, esta idea había sido esgrimida antes por el presidente Putin, por ejemplo en 2002, cuando aludió a la posibilidad de que Rusia tomara la iniciativa para acabar con los refugios de los separatistas chechenos en territorio de Georgia.

Los militares rusos contemplan tres tipos de amenazas para la seguridad del país; a saber: "externas", "internas" y "transfronterizas". Por primera vez en la lista de los factores que pueden propiciar una intervención militar de Moscú se cita la discriminación de las libertades e intereses de los ciudadanos rusos en los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI). La afirmación, que podría ser un toque de atención a los dirigentes de Turkmenistán por su actitud discriminatoria ante la población rusa local, despierta cierto escepticismo. "Habría que saber si la defensa de los derechos de los rusos en el extranjero es un fin o un pretexto, porque Rusia no defiende los derechos de sus ciudadanos en su propio territorio", señalaba el experto militar Alexéi Arbátov

Rusia podría también "corregir los principios de planificación militar" en caso de que en los países de la CEI se produzca una "situación inestable" o un "conflicto interétnico" o político, o bien "un golpe militar que acabe con los procesos democráticos". "Las características de las amenazas exteriores modernas exigen que las Fuerzas Armadas cumplan tareas de distinto carácter en distintas regiones del mundo", señaló el ministro de Defensa, Serguéi Ivanov. "No podemos excluir de forma absoluta el uso preventivo de la fuerza si lo exigen los intereses de Rusia o las obligaciones de sus alianzas", afirmó el ministro.

La reafirmación de los intereses rusos por parte de militares y políticos coincide con la propaganda del llamado imperialismo liberal. El político Anatoli Chubáis, que dirige la compañía estatal de electricidad, promueve hoy con gran energía las tesis, según las cuales "Rusia es el líder natural y único en todo el espacio de la CEI por su economía y por el nivel de vida de sus ciudadanos". Entre ideas y medios existen grandes discrepancias, pero Rusia hace lo que puede por mantener su presencia en los confines de la CEI.

El pasado miércoles, en la localidad bielorrusa de Baranovich, se inauguró la estación de radar Volga, que tuvo que ser evacuada de Letonia tras la desintegración de la URSS. La estación es capaz de captar el vuelo de un misil balístico o un objeto cósmico a varios miles de kilómetros. En las fronteras orientales de la CEI, Rusia ha establecido una base de aviación en el aeropuerto de Kant, en Kirguizistán. Se trata de la primera base militar rusa abierta fuera de sus fronteras en los últimos 13 años. El acuerdo oficial a este efecto fue firmado por los dos países a fines de septiembre. Según el documento difundido el jueves por el Ministerio de Defensa, Rusia considerará como amenazas las dificultades para el acceso a las vías de comunicación importantes.

En la reunión del jueves, Putin quiso alardear de previsor y manifestó que Rusia tiene "el arma más terrible"; a saber, una importante cantidad de misiles estratégicos pesados de varias cabezas nucleares, del tipo que en Occidente se conoce como SS 19. "Tenemos decenas de ellos, con centenares de cabezas", dijo Putin. Con estos misiles, Rusia espera poder asegurar su capacidad defensiva en tanto elabora armas de nueva generación. Los misiles SS 19 están fuera de los acuerdos de armamento con EE UU, al no haberse ratificado el tratado START 2, que contemplaba su reducción.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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