La huelga obliga al Real a transformar 'La traviata' en un recital
La petición de Angela Gheorghiu se cumplió. Antes de irse del Teatro Real, la cantante dijo que sólo haría La traviata en versión concierto, y así ha sido, aunque no con ella. Pero no porque la diva quisiera, sino porque la huelga convocada por el comité de empresa del teatro no se resolvió ayer a las 20.00, cuando dio comienzo esta versión atípica, dirigida por Jesús López Cobos. Los trabajadores se manifestaron durante toda la tarde en las puertas del centro y parte del público -un 60% aproximadamente- prefirió entrar a retirar el importe de sus entradas.
Antes de iniciarse la representación, la gerente, Inés Argüelles, se dirigió al público. "Ante todo, gracias por su presencia. Como saben, ha habido un proceso de negociación del convenio que se ha roto y ha llevado a los trabajadores a la huelga", dijo. "Pero, por lo menos nos queda la música", añadió. En ese momento, parte del público la increpó: "¡Fuera, fuera!". Aunque después llegaron unos aplausos rescatadores que acallaron las protestas. Dentro de la sala hubo apoyo oficial a la postura de la dirección. Acudió la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, que llegó al segundo acto. "Espero que esta situación se resuelva de manera inmediata", afirmó. Fuera, los trabajadores proseguían con una gran pitada. "¡Esta gerente es una incompetente!" era su grito de guerra. También repartían octavillas con sus reivindicaciones -una subida del IPC más el dos por ciento, medidas de tipo social, más seguros, guardería y nueva organización de los turnos laborales-. "Nosotros no nos hemos levantado de la mesa, les esperamos, han sido ellos", decía la gerente, antes de recibir el apoyo también de Alberto Ruiz-Gallardón, que, en la entrada, le dijo: "He venido a darte mi apoyo solidario". Luego fue duro con los huelguistas: "Respeto el derecho de huelga, ante todo, pero habría que pedir una consideración distinta con el esfuerzo y el trabajo que se ha llevado a cabo para esta Traviata", decía.
Fue un día negro, agridulce, los cantantes salieron vestidos de calle sobre el fondo de un telón funerario, pero todo el reparto, encabezado por Norah Amsellem, José Bros y Renato Bruson, cantó con ganas y el público presente aplaudió más que nunca. Quienes recogían el importe de las entradas, que el Real dará hasta el 30 de noviembre, manifestaban más descontento: "Son entradas muy caras para un simple recital", decía una abonada en la cola. "Las retiramos por incumplimiento de contrato", decía otro.
Babelia
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