Proyecto internacional de fusión nuclear

El día 9 de septiembre, los señores Aznar, Pujol y Piqué visitaron la central nuclear de Vandellós. El motivo de esta visita, además del propagandístico, se encuentra en el posible futuro de la central. Este lugar compite con la localidad francesa de Cadarache en la candidatura para albergar el proyecto internacional de fusión nuclear (ITER). Con la construcción de un reactor Tokamak de carácter experimental se intentará demostrar la viabilidad de la energía derivada de la fusión. Quienes promueven este proyecto, en el momento de informarnos aprovechan el desconocimiento popular en este campo tan complejo, describiéndonos dicha energía como inagotable, segura y no contaminante.

Sin embargo, hemos de tener en cuenta varios factores importantes en lo que respecta a estos tres aspectos:

- La seguridad dependerá del perfecto funcionamiento de un reactor que, no debemos olvidar, es experimental.

- La fusión nuclear, aunque en menor cuantía que la fisión, genera residuos radiactivos que tardarán más de cien años en decaer a un nivel de radiactividad natural.

- Que se trate de una energía inagotable, se contrapone al alto coste económico que entraña el proyecto, 1,23 billones de euros. Este capital se invertirá en demostrar la dificultosa viabilidad de la energía que produce la fusión, la cual no resultará económica en 50 años y de la que sólo se beneficiarían los Estados más poderosos.

La idea de construir una torre de Babel, de crear una estrella en la Tierra, puede resultar atractiva para investigadores y expertos en física nuclear. No obstante, existe una carencia de información detallada de los posibles inconvenientes y peligros que supone el proyecto. Por otro lado, no es difícil de imaginar el desarrollo que experimentaría la investigación en algunas de las energías alternativas que se estudian si se beneficiaran de presupuestos económicos de tales dimensiones. Pero todos sabemos del desinterés que dichas energías producen en los gobiernos. Por todo ello, ante la carencia de datos y el desmesurado interés de las potencias por la energía obtenida a través de la fusión, debemos sospechar de la existencia, como suele ser habitual, de algún otro motivo de mayor importancia que les empuja a continuar con este proyecto.