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Reportaje:EL FUTURO DE EUSKADI

Dudas sobre el 'plan Ibarretxe'

ETA y Batasuna se debaten entre el apoyo al proceso soberanista y la necesidad de desmarcarse del PNV

La segunda pregunta que se hacen las gentes de Batasuna es qué hacer ante el plan Ibarretxe, que les ha arrebatado la iniciativa política y constreñido su espacio electoral. Cuando el lehendakari lanzó su propuesta soberanista, el mundo de la denominada izquierda abertzale se sintió agradablemente desconcertado. Conocían, naturalmente, el contenido de la ponencia "Ser para decidir", aprobada por el PNV, pero no esperaban de este partido una apuesta tan audaz. Además de confortarles en la idoneidad de la lucha autodeterminista desarrollada al alimón con ETA a lo largo de décadas, los planteamientos de Ibarretxe recrearon inevitablemente en el seno de Batasuna la ilusión por recomponer el para muchos añorado frente nacional establecido en Lizarra, que fue deshecho por la ruptura de la tregua. Acosados por los poderes del Estado y con ETA nuevamente debilitada, Batasuna comprendió que el soberanismo les regalaba la perspectiva magnífica de enterrar definitivamente la oposición demócratas-violentos y consolidar la confrontación entre nacionalistas y no nacionalistas, entre "vascos" y "españoles", según reconocen fuentes próximas a la organización.

El soberanismo les ha regalado consolidar la confrontación entre "vascos" y "españoles"
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Pero, por mucho que en sus textos internos proclamen que "la izquierda abertzale nunca ha entendido las elecciones como un fin en sí mismo", la fuga de 80.000 votos a la coalición PNV-EA en las autonómicas de 2001 hizo sonar todas las alarmas internas. Batasuna descubrió que además de burlar a la acción estatal tenía también que librarse de la seductora influencia que el soberanismo ejerce sobre su base social. Con los resultados de las elecciones municipales en la mano, Batasuna dice haber taponado definitivamente la hemorragia, haber creado en su electorado los anticuerpos suficientes como para conjurar el efecto del plan Ibarretxe. Está por ver. De hecho, aunque la oficialidad establece otra cosa, hay voces que defienden la colaboración incondicional con el plan del lehendakari como la vía más segura de entrar en la confrontación directa con el Estado y asentar un frente nacional en el que encontrar el cobijo social, la legitimación política, los medios y la fortaleza que el Estado español les ha arrebatado. En esta línea hay quienes, incluso, llegan al extremo de sugerir el "replanteamiento", llegado el caso, de lo que eufemísticamente denominan "la lucha armada", un terreno, siempre vidrioso porque nunca faltan tampoco las voces ortodoxas que se indignan ante la simple mención del asunto, que rechazan enérgicamente el chantaje del PNV, que sostienen que la violencia es, precisamente, la garantía de que el proceso llegará hasta su punto final.

En el último Zutabe, correspondiente al pasado mes de junio, la organización terrorista indicó, a propósito del plan Ibarretxe: "El reto es situarse de una forma positiva y constructiva ante los objetivos planteados por el autonomismo pactista y por el regionalismo. La actitud que tenemos que adoptar ante el Departamento [supuesto departamento administrativo para el País Vasco francés] y ante el plan Ibarretxe, que buscan mantener de otra forma la separación y la dependencia de nuestro pueblo, además de ser una actitud muy meditada, deberá reforzar nuevos pasos de cara al futuro". Y añade: "No debemos olvidar que en el fondo de los planteamientos actuales de PNV, EA, IU está el impulso promovido durante las últimas décadas por la Izquierda Abertzale y que más de uno intentará moderar o desviar ese impulso para salvar sus intereses de partido o personales".

Aunque de manera farragosa, esta declaración resume el mosaico de contradicciones en las que se mueve la izquierda abertzale, término que engloba a ETA y a Batasuna, así como a los colectivos y medios situados bajo su influencia. Ni ETA ni Batasuna pueden aceptar formalmente el plan Ibarretxe porque supondría negarle sentido a la actividad terrorista, pero tampoco pueden combatirlo, puesto que el proyecto recoge, y colma sobradamente en algunos aspectos, sus tradicionales reivindicaciones autodeterministas. Después de que el PNV asumió la territorialidad (la voluntad de intervenir en Navarra y el País Vasco francés para componer un todo y hacer de la Euskal Herria cultural la Euskal Herria política), las diferencias han quedado limitadas formalmente a los ritmos y a los procedimientos.

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Pero por encima de eso está la desconfianza etarra hacia el PNV, su permanente sospecha de que nunca querrá llegar hasta el final, su odio visceral a la Ertzaintza y el desprecio que sienten hacia no pocos dirigentes del PNV, "un partido de gestión", dicen.

El anunciado referendo, la consulta popular, es uno de los puntos más atractivos, puesto que una mayoría a favor de la autodeterminación les permitiría invocar a la voluntad popular para tratar de exonerarse de toda culpa, burlar el juicio de la historia. Adelantar el posible resultado de ese referendo ha pasado a ser una de sus aficiones preferidas, aunque los cálculos parezcan más bien una renovada versión del cuento de la lechera. En tono triunfalista, los redactores del Zutabe oponen los últimos resultados electorales obtenidos por el PP, UPN, PSOE, UA a la suma cosechada por PNV-EA, AuB, IU, Aralar y Batzarre.

En suma, el propósito de ETA-Batasuna es el de condicionar y asegurar el proceso, aunque estableciendo las suficientes distancias como para impedir que el efecto Ibarretxe mine sus bases. Se trata de tomarle la palabra al lehendakari y exigirle que vaya más rápido, más lejos. El proceso político vasco ha entrado, por fin, en la vía que ellos querían, pero tienen prisa porque no saben hasta cuándo podrán aguantar la ofensiva envolvente del Estado. La incógnita principal reside en el margen de maniobra y negociación con el PNV, que no tiene prisa, que, como dice Ibarretxe, camina seguro sobre las huellas que deja el buey. ¿De qué hablaron Otegi e Ibarretxe en el encuentro que mantuvieron en julio pasado? La contribución de ETA-Batasuna al proceso soberanista será la de contribuir a "demoler", escriben, el actual marco estatutario y constitucional.

El portavoz de Sozialista Abertzaleak, Arnaldo Otegi, a la derecha, en el pleno del pasado viernes.
El portavoz de Sozialista Abertzaleak, Arnaldo Otegi, a la derecha, en el pleno del pasado viernes.P. J. PHANSE

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