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LA POSGUERRA DE IRAK

La familia de Kelly acusa al Gobierno británico de engaño y abuso de poder

Blair cae en las encuestas y dos de cada tres británicos están descontentos con su gestión

La investigación del caso Kelly se cerró ayer con peores perspectivas para el Gobierno de lo que parecía hace unos días. Mientras los sondeos revelan una caída en picado de la popularidad del primer ministro, Tony Blair, en los últimos tres meses, el abogado de la familia de David Kelly, el científico que se suicidó el pasado mes de julio, lanzó duras acusaciones de engaño, hipocresía y abuso de poder del Gobierno en el trato que otorgó al científico en los días que precedieron a su muerte. El juez lord Hutton, encargado de la investigación, hará públicas sus conclusiones en noviembre o diciembre.

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La decisión del juez de tomarse tanto tiempo para redactar su dictamen fue quizá un sintomático aviso de los disgustos que aún le puede provocar este asunto a Downing Street. Esas fechas tardías dan paso a la posibilidad de que las conclusiones no se conozcan hasta después del tradicional discurso de la reina, el 28 de noviembre, amenazando así con mantener la parálisis política que atenaza al Gobierno desde hace meses.

Blair se guardaba para ese momento la cabeza del ministro de Defensa, Geoff Hoon, al que muy pocos otorgan la posibilidad de sobrevivir a las conclusiones de la investigación cerrada ayer. Pero la sola idea de que Hoon tenga que seguir al frente del Ministerio de Defensa casi hasta Navidad resulta un contratiempo para Blair.

Si quedaba alguna duda sobre la responsabilidad de Hoon y sus funcionarios en el trágico final del doctor Kelly, el abogado de la familia del científico se encargó ayer de despejarlas. En su alegato final tras un mes y medio de testimonios, el abogado Jeremy Gompertz descargó casi toda su artillería contra el Gobierno y Hoon, aunque se guardó algunos cartuchos para la BBC y los medios de comunicación.

Gompertz denunció los "fallos sistemáticos" del Ministerio de Defensa y le responsabilizó de que trascendiera al público el nombre de Kelly, punto quizá clave en la decisión del científico de quitarse la vida. Aseguró que la investigación había puesto en evidencia "la hipocresía" del ministro Hoon, "entusiasta partidario" de identificar públicamente al científico. "La familia Kelly no busca venganza ni castigo contra cabezas de turco individuales", aclaró, pero "su objetivo es exponer los engaños del Gobierno al tratar al doctor Kelly".

El abogado de la familia criticó también el comportamiento de los medios de comunicación, aseguró que el periodista Andrew Gilligan "no es de fiar" y cargó contra el programa Today -en el que Gilligan transmitió la crónica en la que acusaba al Gobierno de haber manipulado a los servicios secretos para exagerar el peligro que suponía Sadam Husein- por su "estilo de hacer noticias en lugar de dar cuenta de ellas". Pero admitió que la BBC "ha hecho concesiones" y se ha disculpado en parte, "en contraste" con el Gobierno y con el Ministerio de Defensa.

El representante de la BBC, Andrew Caldecott, dijo que la corporación "lamenta" que su periodista "no distinguiera lo suficiente" entre lo que le dijo Kelly y la interpretación que él hizo de esas palabras y admitió que la información se tenía que haber contrastado con el Gobierno antes de ser hecha pública. Pero se ratificó en que la BBC "tenía todo el derecho" a difundirla.

La contrición de la BBC contrastó con la rigidez del Gobierno, que no ha admitido ni un solo error. Su abogado, Jonathan Sumption, dijo que David Kelly "no tenía derecho" a exigir al Gobierno que mantuviera su nombre en secreto y que el Ejecutivo "no podía y no debía elegir la opción de mantener esa información escondida de manera indefinida". Rechazó que hubiera habido una estrategia para revelar su identidad o que el Gobierno lo tratara mal y añadió que los funcionarios que se ocuparon de él "tienen derecho a estar tristes porque sus esfuerzos no han merecido más que críticas".

Pero la firmeza demostrada por el Gobierno desde que estalló el caso Kelly no le está dando dividendos al primer ministro. Una encuesta de ICM publicada ayer por The Guardian pone de manifiesto que la popularidad de Tony Blair se está evaporando. El grado de satisfacción de los británicos con su gestión ha caído desde el 49% en abril al 32% de la actualidad, mientras el porcentaje de encuestados que se declaran insatisfechos se ha disparado del 42% de junio al 61% ahora. Eso significa que su valoración neta ha pasado de +7 a -29.

La encuesta revela también una evolución negativa de la percepción que los ciudadanos y creen que Blair ahora está más preocupado por las relaciones públicas, tiene principios menos firmes y es menos competente.

El juez lord Hutton a su llegada, ayer, a la Corte Real de Justicia.

/ REUTERS
El juez lord Hutton a su llegada, ayer, a la Corte Real de Justicia. / REUTERS

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