Están entre nosotros
Ayer pasamos como rayos por delante de la base aeroespacial de Robledo de Chavela, y eso me dio mucho que pensar. He oído que ésta es una de las estaciones que utiliza la NASA para estudiar todo lo que existe fuera de nuestro planeta, que debe de ser muchísimo porque, cuando piensas fríamente en las cifras de los millones de galaxias que existen aparte de la nuestra, pierdes todo tipo de referencias válidas y las cifras terminan por abrumarte.
Y, bueno, supongo yo que una de las prioridades de estas investigaciones será averiguar si existe o no vida inteligente por ahí fuera, ¿no? Pues bien, al pasar, me he fijado todo lo que he podido y he visto con sorpresa que todos los radiotelescopios apuntaban hacia el cielo. Así que me he preguntado un poco extrañado: ¿No sabrán los responsables de las instalaciones que, si lo que buscan son indicios extraterrestres, no tienen nada más que apuntarnos con las parabólicas? ¿Para qué buscar fuera evidencias si las tienen delante de sus narices y no se enteran?
Porque para extraterrestres nosotros, bueno..., mejor dicho, ellos, que yo puedo prometer y prometo que soy de carne y hueso. Pero ésos que van todo el día tirando del pelotón... Porque a ver si me van a decir a mí que son humanas las velocidades a las que circulamos sobre ese artilugio de cuatro hierros de tracción animal (racional, pero animal al cabo).
No, de humanos nada; ésos son extraterrestres, que lo digo yo, que me vengo fijando en diversos detalles ya desde hace días. Que yo sé bien lo que cuesta llevar la bici a esa velocidad, y no, que no puede ser, que están entre nosotros y parece que nadie lo quiere ver. Ah, y nada de historias raras, ellos han cogido los cuerpos de algunos corredores y se han materializado en ellos, de eso estoy seguro. No están aquí ni para destruirnos ni para colonizarnos. ¡Estan aquí para torturarnos!
Pedro Horrillo corre la Vuelta con el Quick Step.
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