El hielo se abre en el Ártico
Los científicos detectan la formación de una fractura que parte en dos un bloque de hielo ártico del tamaño de Ibiza
Hay un bloque de hielo de 440 kilómetros cuadrados y 40 metros de altura que desde hace tres años se parte lenta y literalmente por la mitad. El bloque tiene casi el tamaño de Ibiza, se llama Ward Hunt y está situado a 800 kilómetros de la costa norte de Canadá. Es una de las placas de hielo más grandes del océano Ártico y por primera vez los científicos han detectado cómo se forma una de estas grietas. No la achacan directamente al cambio climático, pero advierten de que la formación encaja con el aumento de las temperaturas en la zona. La investigación la publica la revista Geographical Research Letters.
La grieta, de 12 kilómetros, que de norte a sur rasga el casquete, sólo ha separado el hielo una decena de metros, explica por teléfono desde Alaska Martin Jeffries, geógrafo de la Universidad de Alaska y uno de los tres firmantes del estudio junto a dos investigadores del Centro de Estudios Nórdicos de la Universidad de Quebec, en Canadá.
Jeffries lleva 20 años en la Universidad de Alaska investigando la evolución de los casquetes polares, entre ellos el Ward Hunt. Este geógrafo, nacido en el Reino Unido y seguidor del Real Madrid desde la llegada de Beckham, llegó allí becado por las compañías petroleras, que querían estudiar la posible evolución de los casquetes por si conseguían permiso para explotar el petróleo de la zona. No lo consiguieron, pero comenzó el estudio pormenorizado de las plataformas de hielo. "Tenemos datos históricos de la formación de fracturas en las plataformas de hielo del Ártico, pero ésta es la primera vez que se observa la formación y la evolución de la fractura de una plataforma", señala Jeffries. Y añade: "El descubrimiento ha sido posible gracias al seguimiento por satélite, al equipo de gente sobre el terreno y a los continuos vuelos en helicóptero sobre la zona. No hay nada que podamos hacer para evitar la fractura, pero podremos estudiar cómo avanza, cómo evoluciona".
La causa, como siempre en estos casos, es imposible de determinar con exactitud. En el océano Ártico la temperatura ha subido medio grado centígrado por década en los últimos 60 años, pero no se puede asegurar que la culpa de la fractura sea el cambio climático. "No podemos afirmarlo, pero el comportamiento y el tipo de fractura se parece a lo que cabría esperar por el cambio climático", señala Jeffries. La placa Ward Hunt, situada en el noreste de Canadá, tiene unos 3.000 años de vida, según los investigadores. Además de la gran cicatriz, hay muchas otras pequeñas grietas en los alrededores, lo que ha llevado a la separación de enormes bloques de hielo. En 2002 se desprendió un bloque de seis kilómetros cuadrados.
La preocupación de Jeffries es que estos bloques derivan hacia el suroeste y, de continuar la desintegración, pueden poner en peligro la navegación por el mar de Beaufort, frente a Alaska. A la latitud del Ward Hunt no hay barcos.
Pero la fractura ya ha causado destrozos. El bloque actúa de barrera para un fiordo llamado Disraeli. El hielo impide que penetre en él el agua del mar. Así que el fiordo se había convertido con los años en el mayor lago de agua dulce del Ártico. El agua dulce, procedente del deshielo, ha escapado a través de las nuevas rendijas. Con el agua, según Jeffries, "ha desaparecido un ecosistema único de algas y organismos microscópicos del fiordo".
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