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El Museo de Ciencias de Vitoria recibe el herbario más antiguo de Navarra

José María de Lacoizqueta (1831-1889) fue un científico del siglo XIX, uno de los botánicos más eminentes de su época, aunque ejercía como cura de profesión. Gracias a él existe el herbario más antiguo y meticuloso de Navarra. Una colección de plantas, sobre todo musgos y líquenes, que ha deslumbrado a los botánicos que la han visto en los últimos días, pero que para sus herederos suponía un simple estorbo: 5.500 pliegos (carpetas) con hierbas secas en su interior. Después de muchos años en que estuvo perdido, aunque a salvo, el herbario acabó cedido en el colegio de los Padres Capuchinos de Lecároz. Ahora que este centro ha cerrado sus puertas, el escritor Eduardo Gil Vera lo ha rescatado y ha encontrado un acomodo digno: lo ha ofrecido al Museo de Ciencias Naturales de Vitoria, que lo ha acogido con asombro.

Lacoizqueta centró sus investigaciones en el valle de Bertizarana, al norte de Navarra, en las criptógamas (plantas sin flor, como los musgos), un grupo poco estudiado entonces y también ahora. De hecho, se le considera un pionero en ese campo en España. Llegó a escribir varias obras que recogen su trabajo, e incluso un diccionario de los nombres de las plantas en castellano, euskera, francés y latín científico. Por la rareza de su afición, "le llamaban El loco de Lacoizqueta", asegura Jesús Alonso, director del Museo de Ciencias Naturales de Vitoria, admirador de su trabajo porque "aporta un valor añadido, exclusivo de una zona geográfica muy concreta, el norte de Navarra". En el siglo XIX, catalogó 809 especies de Betizarana. Alonso cree que la colección puede dar pie a estudios muy interesantes sobre botánica, porque "los musgos son un termómetro de la contaminación, de los ecosistemas".

Antes de llegar la colección al museo, ésta se había guardado "en la cuadra del caserío de sus últimos herederos", quienes mantienen alguna relación con Eduardo Gil Vera, autor de ensayos y novela histórica y ganador de varios premios literarios. El escritor tanteó la posibilidad de ceder el herbario a las instituciones navarras, pero le ofreció más garantías el Museo de Ciencias de Vitoria, que ya cuenta con otros dos entre sus fondos.

El herbario contiene plantas de Francia y de otros lugares de España, gracias a la correspondencia que Lacoizqueta mantenía con distintas sociedades botánicas. Especialmente cuidada está la del prestigioso botánico francés Gandoger. De los 5.500 pliegos, 2.600 pertenecen al trabajo de campo realizado por el párroco navarro, otros 1.100 proceden de colecciones francesas y unas 2.000 están sin estudiar.

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