Cuando papá mató a Thiébaut, Pierre y Simon

Thiébaut, Pierre y Simon, tres chicos de 14, 12 y 5 años, dejaron el sábado pasado a su madre y acudieron a visitar al padre en Boucq, una aldea de 360 habitantes del noreste de Francia, como hacían muchos fines de semana desde que sus padres se separaron en junio pasado. A la caída de la tarde del domingo no habían vuelto al domicilio materno, situado a unos 15 kilómetros. La madre salió a buscarles, llegó a casa del padre y a las 9 de la noche se tropezó con un macabro descubrimiento: los tres chicos estaban muertos, asfixiados con bolsas de plástico colocadas en sus cabezas.

La madre, fulminada, tuvo que ser hospitalizada en estado de choque. El padre no estaba en casa y un vecino recordó que había echado de menos su coche desde el sábado por la noche. Todo parece indicar que los chicos llevaban muertos bastantes horas cuando fueron encontrados.

El hombre, en trámite de separación, temía perder a los muchachos, de 14, 12 y 5 años

La búsqueda del padre duró toda la noche del domingo al lunes y la mañana de ayer: la Gendarmería utilizó un helicóptero y finalmente el vehículo fue observado al borde un estanque. El padre se había ahogado y dos submarinistas lograron sacar el cuerpo al mediodía de ayer.

"Esto es un drama familiar. Un drama debido probablemente a una ruptura, que nada permitía presagiar", afirmó poco después el fiscal de Nancy, encargado de la investigación. Las primeras pesquisas de la policía indican que el padre se suicidó después de matar a los tres hijos, aunque nada puede darse aún como definitivo. Las respectivas autopsias precisarán las condiciones y el momento en que murieron los tres chicos, un hecho que en todo caso sucedió entre la noche del sábado y la tarde del domingo.

Thiébaut, Pierre y Simon iban a la escuela de Boucq antes de que sus padres se separaran. Ahora vivían en Toul, a una quincena de kilómetros, pero mantenían contacto con su padre prácticamente cada fin de semana.

Un vecino del pueblo les vio jugar aún el sábado en el jardín de la casa, sin sospechar que iba a ser el último día de sus vidas. No se conocen muchos detalles de las circunstancias en que fallecieron los tres muchachos: las pesquisas efectuadas no han permitido hallar huellas de somníferos que tal vez fueran usados para hacerles dormir, ni restos de alcohol, ni carta alguna que aporte las explicaciones esperadas en este tipo de casos.

El padre, Alain Villaume, de 42 años, era electricista de profesión. Había nacido en la misma localidad de Boucq, situada en el departamento de Meurthe-et-Moselle. Era el alcalde del pueblo desde que el anterior regidor dimitió, en julio del año 2002, pero carecía de adscripción política.

El drama ha afectado profundamente a los habitantes del pueblo, que sugieren la explicación de que el padre no soportaba la separación de sus hijos y temía perderlos poco a poco. Poco más se sabe de las circunstancias personales y familiares que han conducido a semejante tragedia en la Francia profunda, en un país donde se respeta la vida privada y no es fácil que alguien se lance a airear en público los dramas de raíz estrictamente personal.