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Reportaje:LA POSGUERRA DE IRAK

"La mayoría nos ataca por dinero"

El coronel Rudesheim relata los problemas a los que se enfrenta su brigada, desplegada en la zona más peligrosa de Irak

Ángeles Espinosa

"Sabré que hemos tenido éxito el día en que los ciudadanos normales vengan a nosotros sin temor a venganzas", afirma el coronel Frederick Rudesheim, jefe de la 3ª Brigada de la Cuarta División de Infantería de EE UU. Con docenas de ataques y bajas casi diarias, sus hombres están desplegados en la zona más caliente de Irak, el llamado triángulo suní. Mientras llega ese día, sabe que la resistencia ha puesto precio a sus cabezas. "Sólo por atacarnos les ofrecen 160 dólares; si dan en el blanco, hasta 10 veces más", confía, apesadumbrado.

"Por suerte, no disparan bien y la mayoría no acierta", se tranquiliza Rudesheim en un buen español aprendido durante su infancia en Panamá. "Disparar un lanzagranadas RPG no es fácil, pero los usan porque es lo que tienen más a mano; también nos atacan con morteros y explosivos caseros", añade. "La mayoría no tiene experiencia, lo hacen por dinero", asegura, convencido de que por ahora no se enfrentan ni a una insurgencia ni a una guerra de guerrillas.

"Nuestra brigada es como los bomberos, nos envían allí donde hay fuegos"
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"Gran parte de la población, aunque no nos quiera aquí, acepta que tenemos que seguir para darles seguridad", afirma este coronel de 44 años. Rudesheim se muestra convencido de que los iraquíes, más que echar de menos a Sadam, echan de menos el sistema de vida que tenían, un sistema medio socialista en el que el Estado se ocupaba de todo. "Hemos interrumpido esa vida", reconoce, "estamos tratando de cambiar el modo de pensar que ha sido la norma durante los últimos 35 años, y eso es difícil".

"Muchos nos respaldan, pero tienen la incertidumbre sobre nuestra capacidad de protegerles de los elementos del antiguo régimen", asegura. "De ahí la importancia de que en los próximos meses pongamos una cara iraquí a lo que estamos haciendo", se plantea, realista, este hombre, que tiene bajo su mando las operaciones militares desde Tayi, a 30 kilómetros al norte de Bagdad, hasta Tikrit, y desde el lago Thartar, al oeste de esa ciudad, hasta Samarra, al este. "Nuestra brigada es como los bomberos", explica con humor, "nos envían allí donde hay fuegos".

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Primero, hicieron operaciones contra los Muyahidín al Jalq iraníes en el este de Irak; después subieron hasta Kirkuk y, ante la situación en el triangulo suní, les reclamaron aquí. Hace tres meses, instalaron su centro de operaciones en la antigua base aérea de Al Báquer, a las afueras de Balad. Se trata de la mayor base estadounidense en Irak, con 17.000 personas. Y va a crecer aún más cuando en los próximos meses se les sumen las unidades destacadas en el aeropuerto internacional de Bagdad, según informa una portavoz.

En Base España, donde viven 1.500 soldados, se consumen a diario 120.000 litros de agua no potable, lo que da una idea de la logística necesaria para atender a los ocupantes del aeródromo de Balad. Hay un gran hospital, tres comedores principales, 17 kilómetros de perímetro, ataques regulares de mortero y, el pasado sábado, incluso la banda militar de rock para hacer más llevaderos los seis meses de servicio que aún les quedan por delante.

"Ya llevamos más muertos en este tiempo que durante la guerra", se queja uno de los soldados de la puerta, ansioso por volver a casa. "La primera fase de la guerra", precisa el coronel Rudhestein. "Aún seguimos luchando". Y tanto. De regreso a su base en Tikrit, un centenar de kilómetros más al norte, el convoy en el que viajaban los músicos militares fue atacado con granadas. Esta vez no hubo víctimas y la banda podrá seguir animando a sus soldados en Irak.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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