Los centros ponen en marcha iniciativas para reforzar la formación del nuevo alumnado

El pasado lunes, las clases no habían empezado oficialmente en ninguna universidad, pero casi dos centenares de nuevos estudiantes de Químicas de la Universitat de València estaban ya en el aula. Un grupo recibía clase de Física y otro de Matemáticas. Era, por decirlo así, un temprano bautismo de fuego en la universidad para estos alumnos recién salidos del instituto que han optado por un curso "cero", convalidable por créditos de libre configuración, para "subsanar los déficits formativos iniciales".

Es la primera vez que se pone en marcha, pero ha tenido "mucha demanda, hasta los repetidores se querían matricular", explica Margarita Parra, vicedecana de la Facultad de Química. "Son clases intensivas con una vertiente muy práctica, explicando a veces cosas elementales", señala el profesor del grupo de Física, César Coll, que participa voluntariamente en la experiencia y también ha colaborado en un informe previo de la titulación. Dicho informe se enmarca en el PEMRA, el Plan de Evaluación y Mejora del Rendimiento Académico de la Universitat de València, impulsado el curso pasado a raíz del conflicto de "permanencias": Más de 4.000 alumnos vieron amenazada su continuidad en la Universitat tras haber superado el número de convocatorias permitido. Así se detectó una llamativa bolsa de alumnos "atascados" en asignaturas de primero. El objetivo fundamental del plan es propiciar "una valoración detallada y reflexiva en el seno de cada titulación, tendente a localizar puntos fuertes y débiles de los resultados obtenidos", aclara el nuevo vicerrector de Estudios, Antonio Ariño, "así como proponer acciones de mejora que tengan una clara repercusión en el rendimiento académico de los estudiantes". En una primera etapa han participado 28 titulaciones.

En este marco, el curso pasado se detectó que un 50% de los matriculados en 1º de Químicas no había cursado Matemáticas en Bachillerato. Un 35% no había estudiado Química. También se detectaron otros problemas, añade la vicedecana Margarita Parra, como falta de asistencia a clase y a tutorías o no presentación a exámenes, así como alto nivel de suspensos en las materias señaladas. Las medidas adoptadas no se limitan a los "cursos cero". También se van a implantar para estos alumnos tutorías personalizadas, "al estilo anglosajón", aclara Parra, es decir de carácter práctico, "porque están perdidos".

"Se trata suavizar el paso de unos estudios que están muy tutorizados, como los de Secundaria, a la universidad", subraya Salvador Montesinos, vicedecano de la Facultad de Derecho, donde también se quiere implantar una "tutoría de acceso". En este centro, entre otras medidas, también empiezan esta semana dos "cursos cero", de Introducción al Derecho y Lenguaje en Economía,

tres grupos de alumnos recién llegados a la universidad. El estudio realizado dentro del PEMRA, reveló, según Montesinos, "falta de familiaridad de los estudiantes de primero con la terminología y conceptos jurídicos", así como "grandes carencias" en Economía y, en especial "con el instrumental analítico de utilizan los economistas".

Dentro de las múltiples propuestas planteadas por los centros en el PEMRA, en la Facultad de Matemáticas se pretende instituir la figura del estudiante tutor, un alumno de cursos superiores que ejerce una doble función. Por un lado, ayuda a varios estudiantes de primero y, por otro, apoya la docencia en grupos prácticos y corrige algunos ejercicios. De momento, sólo se introducirá en un grupo piloto de primer curso incluido en un proyecto de innovación docente que experimentará la Convergencia Europea, según explica el vicedecano de la Facultad, Sergio Segura. "Serán unos cuatro o cinco estudiantes de segundo ciclo por asignatura de primero", puntualiza, "y recibirán como compensación créditos de libre elección".