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China retoma la senda del átomo

El Gobierno de Pekín prevé la construcción de 30 reactores nucleares hasta el año 2020

China ha decidido saciar la sed de electricidad en toda fuente capaz de generarla. Y la energía nuclear es una de ellas. Tras seis años de moratoria, Pekín ha puesto en marcha un amplio programa atómico. La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR) prevé dar el visto bueno a la construcción de cuatro nuevas plantas en los próximos meses. Alrededor de 30 reactores nucleares surgirán en el país hasta 2020.

Los cuatro primeros nuevos reactores, con una inversión de 5.375 millones de euros, producirán un millón de kilovatios cada uno
El Gobierno chino ha vuelto a tener en cuenta la opción atómica a causa de la gran demanda de electricidad y para evitar el colapso energético
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El Gobierno chino suspendió la instalación de nuevas centrales nucleares por su alto coste, los largos plazos de construcción y las dudas sobre la seguridad de una tecnología cuestionada en otros países. El coste de instalación por kilovatio de capacidad de generación eléctrica asciende a 480 dólares en las plantas térmicas, mientras en las nucleares se sitúa entre 1.330 y 2.000 dólares. Y el periodo de construcción es de unos 30 meses en las primeras, y de 70 a 90 meses en las segundas. Estas diferencias provocan, además, un mayor precio del kilovatio hora, que, por ejemplo, en el caso de la instalación de Qinshan, en la provincia costera de Zhejiang, es de 0,414 yuanes (4,45 céntimos de euro), mientras el producido en las centrales térmicas de la misma región es de 0,3 yuanes.

Pero el rápido crecimiento de la economía de la potencia emergente asiática, con el consiguiente aumento de la demanda de energía, y la mejora, según el Gobierno, de la tecnología nuclear, han decidido a las autoridades a reconsiderar su postura y retomar la senda del átomo. En la provincia de Guangdong, el consumo de electricidad ha crecido un 18,1% en los siete primeros meses del año.

Mientras en Francia, esta energía es responsable del 77% de la producción eléctrica; en España, del 27%, y en Estados Unidos del 20%, en China la cifra es sólo del 1,3%. El objetivo de Pekín es llegar al 4% o 5%, un porcentaje similar al de India, Brasil u Holanda.

"El Gobierno ha vuelto a tener en cuenta la opción atómica a causa de la gran demanda de electricidad", dice Zhang Yan, del Centro de Información Nuclear. Este organismo depende de la Corporación Nuclear Nacional China, responsable de la construcción y la gestión de las centrales. "Pero, eso sí, se hará según la estrategia oficial de utilizarla de forma moderada".

Cambio de política

Fuentes del sector aseguran que el actual impulso se ha debido también a que los actuales líderes chinos, surgidos del congreso del partido en noviembre de 2002 y de la Asamblea Popular en marzo pasado, apoyan este tipo de recurso, a diferencia del viejo Gabinete. El 16% de la electricidad mundial tiene origen atómico.

Los cuatro nuevos reactores, con una inversión total de 50.000 millones de yuanes (5.375 millones de euros), estarán situados en Sanmen (provincia de Zhejiang) y Yangjiang (Guangdong). Tendrán un millón de kilovatios (1.000 megavatios) cada uno. El CNDR prevé aprobar los dos primeros antes de que acabe el año.

Yangjiang se convertirá con el tiempo en el mayor complejo nuclear del país, ya que se prevé que llegue a contar con seis reactores, con una potencia total de ocho millones de kilovatios, y un coste de 8.000 millones de dólares. Los dos primeros entrarán en funcionamiento en 2006, y el conjunto del proyecto estará finalizado en 15 o 20 años. El Gobierno local ha reservado 47,2 hectáreas de terreno para el complejo. Sólo esta instalación tendrá casi la mitad de la capacidad de generación de la central hidroeléctrica de las Tres Gargantas, la mayor del mundo, con 18 millones de kilovatios.

China ha sufrido este verano el problema más grave de falta de energía de los últimos años. La mitad de sus provincias ha vivido serias interrupciones de suministro eléctrico como consecuencia de una errónea planificación en 1999, según han reconocido funcionarios del Gobierno y expertos del sector.

Tres cuartas partes de la electricidad que produce China procede de centrales térmicas y casi todo el resto, de las hidroeléctricas. El país es rico en carbón y recursos hídricos. La capacidad actual de generación es de 350 millones de kilovatios, cifra que el CDNR calcula que subirá a 800 u 850 millones en 2020. Para entonces, el PIB habrá superado los cuatro billones de dólares, frente a los 1,23 billones el año pasado.

Esto significa, según el organismo, que, además de centrales térmicas e hidroeléctricas, se deberán construir más de 30 reactores nucleares de unos 1.000 megavatios cada uno. Actualmente, tiene siete en funcionamiento, con una capacidad de 3,6 millones de kilovatios. En 2005, esta cifra llegará a 8,7 millones.

En una actividad que se caracteriza por la escasez de proyectos, la nueva era atómica china ha despertado el interés de multinacionales como Westinghouse, Mitsubishi, Framatome o Électricité de France (EdF). EdF, por ejemplo, firmó en abril pasado un acuerdo de colaboración con el grupo China Electricity.

Algunos economistas consideran que la actual penuria energética acabará afectando al crecimiento del país, como ocurrió a principios de los años noventa por el mismo motivo. Y el Gobierno no se lo puede permitir, ya que precisa que la economía aumente ininterrumpidamente a una media del 7% anual para absorber los millones de despedidos de las empresas estatales en reestructuración.

China puso en marcha su primera central nuclear en 1991, dos décadas después de que el ex primer ministro Zhou Enlai señalara la necesidad del uso pacífico de la energía atómica.

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