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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El problema de Orwell

¿Por qué con tanta información sabemos tan poco? Ése es uno de los interrogantes que plantea Chomsky. Sobre todo en casos como el 11-S, al que dedica este libro.

Tanto la contundencia de su pensamiento como la de su integridad moral hacen de Noam Chomsky uno de los pensadores más singulares de nuestro tiempo. Sus teorías lingüísticas son las más importantes de los últimos cincuenta años y ninguna como ellas ha avanzado tanto nuestro conocimiento sobre las capacidades cognitivas humanas. Por otro lado, sus análisis de política actual son (junto a los de Zinn, Said y los del desaparecido Eqbal) los más reveladores de los mecanismos culturales del poder. La suya es una de las voces más constantes en lo que concierne a la denuncia de los atroces crímenes que los Estados cometen en contra de pueblos enteros, propios y ajenos. Tal vez ya lo sepamos, pero Chomsky nos lo recuerda con informada vehemencia: la larga lista de crímenes de Estado de nuestra historia contemporánea, desde la matanza sistemática de kurdos o de campesinos nicaragüenses hasta la ocupación militar de Palestina por parte del Ejército israelí, pasando por Afganistán y ahora Irak, es de una continuidad pasmosa.

PODER Y TERROR.

Reflexiones posteriores al 11/09/2001

Noam Chomsky

Traducción de Carmen Aguilar

RBA. Barcelona, 2003

155 páginas. 14 euros

Pero ¿realmente lo sabe-

mos? Hace más de quince años, en su libro Knowledge of Language (hay traducción al castellano, Conocimiento del lenguaje, Alianza, 1989), Chomsky distinguió dos problemas epistemológicos cruciales. Al primero lo denominó "el problema de Platón" y es el siguiente: ¿cómo es posible que con tan poca información sepamos tanto? Es decir, cómo es que los seres humanos, enfrentados a información más bien fragmentaria e incompleta sobre el mundo físico en el que viven, hayan podido elaborar teorías tan buenas sobre él. Al segundo lo denominó "el problema de Orwell" y es la contrapartida al anterior: ¿cómo es que con tanta información sepamos tan poco? En otras palabras, cómo es posible que enfrentados a tanta información sobre el comportamiento criminal del poder en nuestras sociedades, sigamos tan ignorantes de las nociones más básicas de organización social.

Poder y terror continúa la tarea de divulgar la información. Chomsky lo hace a partir de fuentes a las que difícilmente se las puede tachar de radicales, The New York Times, The Wall Street Journal, o los documentos desclasificados del propio Gobierno norteamericano. Chomsky insiste en que si uno se toma el trabajo de leer lo que dicen los diarios o de hacer una pesquisa sumaria en los archivos, uno se formará una imagen muy distinta de la que los Estados pretenden vender. Y los documentos desclasificados son una joya excepcional. Chomsky cita, por ejemplo, a Winston Churchill quien, después de la Primera Guerra Mundial, se dio el lujo de decir que estaba "firmemente a favor de usar gas venenoso contra tribus incivilizadas" (hablaba de kurdos y afganos).

Varios temas recorren las charlas y entrevistas que conforman este volumen y sobre ellos Chomsky construye un prontuario impecable de casos detallados. Un tema es la correlación casi sin excepciones entre ayuda militar norteamericana y crímenes de Estado. Otro, el maniqueísmo del bien y del mal (o de su encarnación en el "nosotros" y "ellos"). Uno tercero, la pobreza moral de la mayoría de los intelectuales occidentales "biempensantes" que prefieren no saber, no decir.

Pero Chomsky es un optimista. Confía en que ante tan monumental acopio de evidencia, el problema de Orwell se resuelva positivamente. Otra posibilidad: que las conveniencias personales y el miedo colectivo hagan imposible cualquier tipo de conocimiento en este campo.

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