Córdoba, capital cultural de la incuria
De vuelta en Córdoba tras unas vacaciones que me han llevado a visitar ciudades como Salamanca, Zamora, Oviedo, Vitoria, entre otras, me choco de frente con la realidad urbana de Córdoba.
En Oviedo, por ejemplo, la extensión de zonas peatonales es inmensa. Calles y calles sin un solo coche en ellas. Ves a la gente plácidamente paseando. No hay ruidos, el aire está limpio. Las terrazas de los bares muestran un mínimo de calidad, uniformidad y gusto en el diseño. Nada de sillas de plástico. Los parroquianos charlan sin tener que forzar la voz dada la inexistencia de ruidos procedentes del tráfico. Las calles se muestran limpias. En pleno casco histórico está el mercado de El Fontán, equivalente al nuestro de La Corredera. Al estar situado en el centro de la zona peatonal, hay que caminar al menos unos 10 minutos para llegar al mismo. Fui varias veces, por la mañana y por la tarde, y siempre lo encontré colmado de clientes. Los proveedores sólo tenían acceso con sus vehículos hasta una determinada hora de la mañana temprano. Después, excepto el camión de bomberos en caso de incendio, no entraba ni un solo vehículo.
Vuelvo a Córdoba y me encuentro, las tres o cuatro calles que tenemos supuestamente peatonales, con un tráfico de coches apenas algo menor que las que no son peatonales. Es vergonzoso que ni siquiera las calles de la Judería sean peatonales. Dicen que el Puente Romano en breve será peatonal. El Puente Romano de Salamanca es peatonal desde hace 10 años. La incomodidad de andar por la Judería y otras calles del centro es manifiesta. Las aceras de la mayoría de las calles, tanto en la Judería como en el resto de la ciudad, están llenas de coches. Mientras, los policías municipales miran para otro lado. Es una lástima que una ciudad como Córdoba se encuentre en esta situación. El día que cambie nos daremos cuenta de lo que nos hemos estado perdiendo. Quiero y desde aquí animo a los cordobeses a que exijan a la Señá Rosa Aguilar, la de los cordobeses/as, ciudadanos/as, que se deje de populismos y demagogias baratas y empiece de una vez a ordenar, dirigir y encaminar la ciudad hasta ponerla en el lugar que por derecho propio le corresponde.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.