Jean Dieuzaide, el hombre del millón de imágenes

Comenzó a disparar fotos porque la salud y la suerte de las armas no quiso que disparase ametralladoras. Jean Dieuzaide deseaba ser militar, subirse a los aviones, pero su frágil constitución física y la rápida derrota de las tropas francesas en 1940 hicieron que cambiase el gatillo por el disparador de una cámara. En 1944 hizo un gran reportaje sobre la liberación de Toulouse, su ciudad natal, y en la que ahora ha muerto a los 82 años.

Le gustaba desobedecer, buscar la humanidad más allá de las barreras establecidas, y fue así, saltándose el protocolo, camuflándose como músico, que logró un primer plano de De Gaulle que se transformaría en el retrato oficial del general. Y fue metiéndose en el agua como captó a Dalí con los bigotes coronados de margaritas. Retratista, sí, pero también reportero, paisajista, especialista en arquitectura -era un enamorado del románico, estilo poco apreciado en Francia-, fotógrafo industrial y también experimental, Dieuzade aseguraba haber tirado más de un millón de instantáneas.

Su espíritu era el del fotógrafo generalista, capaz de adaptarse a todo tipo de encargos, muy alejado del fotógrafo-estrella de nuestra época. Entre 1944 y 1971, año en que tuvo un grave accidente automovilístico, Dieuzade se llamó Yan. Era un pseudónimo obligado, destinado a proteger el honor aristocrático de su familia, que estimaba que ser fotógrafo no era un trabajo serio y, menos aún un trabajo de artista. "Me resultó muy duro asumir mi condición de fotógrafo, sometida además a la hegemonía parisiense y a las bromas, la incomprensión o la indiferencia altiva del mundillo cultural, político y de las artes", declaraba hace un año, con motivo de la primera retrospectiva dedicada a su obra.

Lo cierto es que Yan era muy conocido, pero lo era tanto por sus proezas técnicas -en 1947 inventa un aparato para hacer buenas fotos submarinas- o gimnásticas -se subió a la espalda de una funámbulo, a 14 metros del suelo, para poder retratar la boda de otros funámbulos sobre la cuerda floja- como por la calidad de sus imágenes. Enamorado del sur, la geografía de Portugal, España, Italia, Grecia y Turquía fue acariciada por su objetivo. Él decía que intentaba "escribir con la luz" y algunos admitieron que su ortografía, sintaxis y estilo eran inmejorables. Así se explica que ganase los prestigiosos premios Niepce (1955) y Nadar (1961), pero su propensión a la dispersión y a no engolar el tono hicieron que estos últimos tiempos, los de su enfermedad, los viviese en un olvido relativo.

Cofundador del festival fotográfico de Arles, creador del primer centro público dedicado en Francia a la fotografía, defensor acérrimo de sus colegas, capaz de hacerse en un solo día un concurso de salto en paracaídas y tres partidos de rugby, precursor en el revelado en color a pesar de que él siempre prefirió el blanco y negro, Jean Dieuzade es uno de esos hombres que supieron tomarse muy en serio su trabajo sin hacer lo mismo con su persona. Sin duda su agente, de haberlo tenido, se lo hubiese reprochado, como también la incontinencia de su disparador, pero es gracias a ella que hoy sabemos cómo era la vida cotidiana hace 20, 30, 40 o 50 años atrás.-