Alemania tiene serias dificultades para aplicar el nuevo peaje electrónico a los camiones
El Gobierno se plantea retrasar hasta 2004 la puesta en marcha del sistema de cobro
El Gobierno alemán y las empresas contratadas tienen serias dificultades técnicas para implantar el nuevo peaje en sus autopistas. Las pruebas realizadas por algunas de las compañías más famosas del país para poner en marcha el sistema de control y pago electrónico a los camiones han resultado, hasta ahora, un fracaso total. De ahí que la puesta en marcha del sistema, prevista inicialmente para agosto y aplazada ya para el 2 de noviembre, parece en estos momentos imposible de aplicar en esa fecha. El Gobierno se plantea retrasar el nuevo sistema hasta el próximo año.
El ministro de Transportes del Estado federado de Baja Sajonia, el democristiano Walter Hirche (CDU), se pronunció ayer en televisión por retrasar hasta el año nuevo la puesta en marcha del sistema.
Si esto se cumple, el Estado alemán dejaría de ingresar cada mes 163 millones de marcos. No está claro quién pagaría la factura, pero todos los indicios apuntan a que el contribuyente será el perjudicado y no las empresas responsables, en cabeza Daimler Chrysler y Telekon. El ministro federal de Transporte, el socialdemócrata Manfred Stolpe (SPD), aseguró ayer ante la prensa en Berlín que su objetivo ahora se centra en que "el contribuyente alemán no sea el perdedor".
Las informaciones sobre el fracaso del sistema, llamado en alemán Maut, dan cuenta de fallos en la programación de ordenadores, cables mal conectados, imposibilidad de conexiones con Internet y ausencia de respuesta en la comunicación con las llamadas OnBoard-Units, unidades a bordo (OBU en las siglas inglesas que invaden la lengua de Goethe). Estas OBUS dejan de funcionar a la menor interferencia con un teléfono móvil o cualquier otra onda suelta por el éter.
Los intentos de entrar en Internet para planificar y diseñar el trayecto pueden provocar infartos de desesperación, porque la conexión resulta casi imposible. En estas condiciones todo indica que en las autopistas alemanas se produciría un caos. Un escenario horroroso se esboza ante la perspectiva de camioneros extranjeros en el intento de poner en marcha ese mecanismo plagado de fallos.
El ministro Stolpe ha reconocido que resulta muy dudoso que el sistema entre a funcionar el 2 de noviembre y que su ministerio tiene serias objeciones al trabajo desempeñado por el consorcio que creó el sistema. Según Stolpe, es inadmisible que se produzcan "una serie de experiencias catastróficas" una vez que entre en funcionamiento el sistema de cobro.
Ante la prensa en Berlín se permitió Stolpe hacer una broma con su apellido, que en alemán significa algo así como traspiés, y añadió que no piensa tropezar en el Maut, que es un asunto heredado cuando llegó al ministerio. La oposición democristiana (CDU) exige la dimisión de Stolpe. El ministro respondió que no piensa dimitir del cargo, porque "en medio de la tormenta el capitán no abandona el barco".
Críticas a las empresas
La indignación por el desastre se reparte entre el Gobierno y la gran industria alemana. La diputada de los ecopacifistas Verdes, que forma coalición con los socialdemócratas en Berlín, Francisca Eichstädt-Bohlig, denunció en la cadena de noticias NTV que el problema es ante todo "el fracaso de nuestra grandiosa gran industria". Según la diputada, las pérdidas para el Estado pueden llegar a 700 millones hasta fin de año. Esto repercute en falta de inversiones cuando Alemania atraviesa una grave crisis y la economía se encuentra en recesión. El diputado socialdemócrata Reinhard Weiss, experto en tráfico del grupo parlamentario del SPD, declaró: "Es indignante que consorcios mundiales como Daimler Chrysler y Telekom firmen contratos que luego no cumplen".
En la empresa Telekom se ha creado una fuerza de tareas especial para afrontar la crisis. La empresa puede resultar un trabajo de Hércules para la Telekom alemana, una verdadera pesadilla para sus abonados, víctimas un día tras otro de su incompetencia. Los reiterados intentos de este periódico de hablar con un portavoz de la empresa resultaron ayer baldíos. Si una línea de alta velocidad falla el fin de semana, la respuesta usual de Telekom es que el usuario de la red de Internet espere hasta el lunes.
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