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VUELTA A LAS AULAS

La Agencia Europea premia a los mejores proyectos espaciales de las universidades

Unos 500 estudiantes europeos, con la vista puesta en Marte, participan en la primera edición de este concurso

Ana Pantaleoni

"¿Quién quiere ir a la la Luna? Yo, por supuesto. Yo también". Estos jóvenes están dispuestos a ir a la Luna, a Marte o a cualquier otro lugar lejano. Lo suyo es el espacio. Y su futuro, la industria aeroespacial.

Llegaron la semana pasada a Barcelona de todas partes de Europa para recoger los premios del concurso de diseño de proyectos de investigación espacial. El certamen ha sido convocado por la Agencia Europea del Espacio (ESA) y se enmarca dentro del programa Aurora.

El programa, pendiente de aprobación, pretende impulsar en los próximos 30 años, misiones científicas de exploración humana y robótica del sistema solar. "Durante una primera fase está previsto desarrollar la tecnología necesaria para enviar una misión tripulada a Marte", explica Ignasi Casanova, coordinador de FUSE, red de universidades técnicas europeas. Y aquí es donde entra la juventud concursante.

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Todos sin vacaciones

Daniel Brandt, de la Universidad de Leicester (Reino Unido), ha dedicado los últimos meses al prototipo de una pierna robot para explorar Marte. "De hecho, hemos construido una plataforma que se puede adaptar a cualquier otra máquina". Brandt se ha quedado sin vacaciones, pero ha valido la pena. Su proyecto se ha llevado el primer premio en la categoría de Robots de Superficie. "Ahora espero que podamos convencer a algunos de los expertos de ESA para seguir con nuestras investigaciones".

La Universidad de Tecnología de Helsinki (Finlandia) logró el primer premio en la categoría de Misiones de Apoyo. Jani, de 26 años, tiene un especial interés en la luna de Marte llamada Phobos. Su proyecto es un microsatélite para examinar Phobos, buscar hielo en la superficie y detectar minerales. "Existen proyectos similares, pero lo más importante para nosotros es examinar el origen de Phobos, saber si es un asteroide". Los ingleses presentaron Mars Excursion Module, un módulo en forma de casa que permite aterrizar en Marte con seres humanos. Cuenta con un segundo vehículo para que la tripulación puede explorar el terreno. El viaje es largo. Los tripulantes tardarían 15 meses en llegar. "Hemos desarrollado un traje con el que no es necesario pasar por el ciclo de despresurización. Te lo pones y ya puedes salir a caminar por la superficie".

Los estudiantes de la Universidad Politécnica de Milán (Italia) lograron dos reconocimientos: una mención especial y el primer premio en la categoría de Misiones Insignia. El premio es para una nave espacial no tripulada que viaja a Marte para recolectar medio kilo de arena y la trae de vuelta con cuatro muestras diferentes.

Unos 500 estudiantes europeos han participado en esta primera edición. "El objetivo de esta competición", afirma Casanova, "es involucrar y motivar a la gente que en último término llevará a cabo el programa Aurora".

'Moonlight': Luz en la cara oscura de la Luna

España también ha tenido su reconocimiento en la primera competición de diseño de proyectos de investigación espacial convocado por la ESA. El equipo de la Universidad Politécnica de Cataluña logró un premio especial por Moonlight. Lluís, Angela, y dos Xavier presentaron el diseño de un gran espejo orbital para iluminar con energía solar una posible base robótica o humana en la Luna.

"El problema es que la noche en la Luna dura 14 días seguidos. Sin luz no se puede trabajar, ni generar energía solar y, además, la temperatura baja hasta -170 grados; todos estos problemas quedarían compensados con un espejo en órbita", explica Lluís Acero. Uno de los cuatro jóvenes viajará a finales de septiembre para presentar el proyecto a científicos de todo el mundo en Bremen, Alemania. Allí comprobarán hasta qué punto su trabajo tiene futuro.

"El proyecto es interesante por su concepto. Aborda un problema existente como es la iluminación de la cara oscura de la Luna", dice el profesor Ignasi Casanova.

Moonlight está basado en tecnología existente. La idea parte de un experimento ruso llamado Znamaya, que pretendía usar un reflector en órbita alrededor de la Tierra para iluminar ciertas zonas de altas latitudes donde en invierno es siempre de noche. El experimento fracasó y el proyecto se canceló en 1999. "El gran problema no es tecnológico, sino de presupuesto. Cuesta que los estados y las agencias inviertan en estos proyectos", asegura Xavier Prats.

De momento, los universitarios tienen un debate. Su premio consiste en un viaje a Vancouver para asistir a un congreso de aeronáutica o una semana en el puerto espacial de Kourou, en la Guayana Francesa. Ahora deben elegir.

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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