Noches de trova

Me gustan más las personas que la arquitectura, más perderme en las calles que en los museos". He aquí una declaración de principios que en boca de trovador sabe a tonada. Los huesos de Pablo Milanés conocen cada lugar que ha pisado, incluido Madrid, donde presenta en estos días Antología, un recopilatorio de 38 temas.

Año 1975. Gira cultural a México con Silvio Rodríguez. Siga usted.

Fue lindísimo, porque entonces no había tele ni teníamos discos en el mercado, pero la gente se sabía nuestras letras por tradición oral. Recuerdo que cantamos en el teatro París, y que me pedían los mismos temas que me siguen pidiendo hoy: Yolanda, Yo pisaré las calles nuevamente, Para vivir...

¿Cómo es el DF?

De día es una ciudad complicada, con nueve millones de coches que colapsan las calles. Puedes estar dos horas para hacer un kilómetro. Pero de noche todo es fluido, y hay mil lugares para escuchar trova.

Intuyo que el suyo es el mundo de la noche.

Sí, pero para empezar el día no hay nada mejor que desayunar en la plaza de San Ángel. Allí venden artesanía, ropa, alhajas, y hay pintores. Todo amenizado por la música de grupos que tocan delicioso. Luego puedes ir a comer a un italiano, un argentino... Hay restaurantes de muchos rincones del mundo.

Así que quienes me chivaron que a usted le pierde la buena mesa no mentían.

No. Cuando vengo a España procuro tomar unos huevos con papas en Casa Lucio. Me encantan también el marisco y las cocochas, y mi amigo Caco Senante me informa de las novedades que merece la pena probar.

Y luego, la última se toma en su hotel de siempre, ¿no?

Sí, en el Reina Victoria. Siempre repito y llevo diez años alojándome en la misma habitación. Conozco sus recovecos y hasta las manchas de las paredes, y eso me resulta acogedor. Es terrible llegar por primera vez a un hotel.

¿Qué le pareció Madrid cuando lo conoció en los setenta?

Era bastante fea, pero luego cogió onda, llegaron el alcalde Tierno y la movida, y se cuidaron los barrios. Me encanta pasear por la zona de los Austrias y por Lavapiés, y hablar con la gente, que es lo mejor de la ciudad.