Bush advierte a Sharon de que no va a permitir el destierro de Arafat

Estados Unidos intentó ayer presionar a su aliado de Israel contra la deportación del presidente palestino, Yasir Arafat. El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, conversó con su homólogo israelí, Silvan Shalom, para advertirle de que Washington no apoyará esa medida. Lo mismo hizo Condoleezza Rice, asesora de Seguridad Nacional del presidente George Bush, con un alto cargo israelí, y el embajador norteamericano con el ministro de Defensa, Saúl Mofaz. El embajador le transmitió un mensaje personal de Bush. "Esto no haría más que dar una mayor tribuna" a Arafat ante sus seguidores, aseguró un portavoz de la Casa Blanca en Washington. "No creemos que eso sirva para hacer avanzar las negociaciones en la región", añadió.

Miles de palestinos se manifestaron en Cisjordania y Gaza en defensa de su presidente, y cientos de jóvenes acudieron a defender la Mukata, el cuartel general en el que reside Yasir Arafat, de cualquier intento de secuestro. Al Fatah, el partido del líder palestino, de 74 años, llamó a los ciudadanos a mantener la defensa durante las 24 horas del día del edificio semiderruido en el que vive recluido Arafat. El enfrentamiento y la tensión que se ha agudizado entre israelíes y palestinos se puso ayer en evidencia en la Explanada de las Mezquitas, al final de la plegaria semanal, cuando unos jóvenes tiraron piedras a los judíos que rezaban en el Muro de las Lamentaciones. En el mismo escenario en que Ariel Sharon provocó con su presencia en 2000 el inicio de la Intifada, la policía intervino con gases lacrimógenos y bombas de ruido. Varios jóvenes palestinos resultaron heridos. Por otra parte, una encuesta recogió ayer que el 58% de los israelíes apoya la expulsión de Arafat.