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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La rendición de cuentas políticas

Este nuevo libro de José María Maravall, que aúna su acreditada competencia como investigador en el ámbito de las ciencias sociales con sus experiencias como militante, dirigente del PSOE y ministro de Educación en el Gobierno de Felipe González, pone de relieve las insuficiencias de las concepciones minimalistas de la democracia.

Las preguntas en torno a los rasgos definitorios del sistema democrático, el papel que desempeñan los partidos en su funcionamiento o los límites impuestos por el Estado de derecho a la libertad de actuación de los representantes populares suelen recibir distintas contestaciones según provengan del mundo de la política o de los claustros académicos. ¿Incumplen los gobernantes sus promesas electorales por simple cinismo o se trata más bien de errores de cálculo, causas de fuerza mayor o circunstancias sobrevenidas? ¿Dependen los resultados en las urnas sólo de la coyuntura económica o juegan también otras variables? ¿Es la estructura disciplinada y monolítica de los partidos una condición necesaria para su éxito en la competición por el poder? El dilema que obligaría hipotéticamente a elegir entre los puntos de vista de los políticos y los enfoques de los profesores no condiciona en este caso las respuestas.

EL CONTROL DE LOS POLÍTICOS

José María Maravall

Taurus. Madrid, 2003

300 páginas.
15,90 euros

Doctor por la Universidad de Oxford, catedrático de la Universidad de Madrid, director del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales (Instituto Juan March) y autor de importantes trabajos de investigación, José María Maravall tiene también una rica ejecutoria en el terreno de la práctica política: militante de la oposición antifranquista, dirigente del PSOE y parlamentario durante una legislatura, fue ministro de Educación y Ciencia desde 1982 hasta 1988. No es aplicable a su caso, sin embargo, la imagen tópica de quien fue cocinero antes de meterse a fraile: Maravall deja constancia en el prólogo a este excelente libro que sus ideas políticas continúan siendo las mismas que orientaron su larga etapa de activismo. Y aunque la obra no sea valorativa sino analítica, cabe extraer de su lectura consecuencias normativas respecto al deber de los políticos de asumir responsabilidades y rendir cuentas a los electores.

La fructífera convergencia entre la teoría y la práctica visible en la escritura de El control de los políticos descansa a la vez sobre un amplísimo conocimiento bibliográfico de la historia de diversos países democráticos y sobre las propias experiencias del autor; algunas citas extraídas de su correspondencia político-personal inédita con Felipe González proyectan una nueva luz sobre los conflictos internos del PSOE, el referéndum de la OTAN y la crisis socialista desatada por el caso Guerra.

Las estrategias de supervivencia de los gobiernos que se encuentran en dificultades, las correlaciones entre los ciclos económicos y los ciclos políticos, las consecuencias de la democracia interna de los partidos para la competición electoral y los delicados equilibrios entre el Estado de derecho y el principio democrático (amenazados tanto por las campañas demagógicas de los gobernantes contra los jueces como por la politización partidista de los tribunales) constituyen los temas centrales de los cuatro capítulos que forman el volumen. El hilo conductor de la obra es una lúcida crítica del modelo minimalista de la democracia; la inicial preocupación de Schumpeter por liberar a la democracia realmente existente de expectativas desmesuradas, sobrecargas normativas y visiones idealizadas ha terminado desembocando en una definición meramente procedimental: la capacidad de los ciudadanos para cambiar o confirmar a sus gobernantes a través de elecciones periódicas libres. Ocurre, sin embargo, que el carácter asimétrico de la información disponible sobre asuntos públicos deja a los votantes en una situación de inferioridad a la hora de tomar sus decisiones en las urnas. Los gobernantes, en cambio, no sólo monopolizan el acceso a los secretos oficiales, sino que pueden ocultar los hechos, negar su existencia, falsear su contenido o manipular su presentación. (Aunque el episodio se haya producido después de la conclusión del libro, las mentiras del Trío de las Azores sobre las armas de destrucción masiva y el terrorismo internacional para justificar la invasión de Irak ilustran a la perfección esa ventajista posición). La maliciosa utilización en su favor de la asimetría informativa permite a los gobernantes rehuir sus responsabilidades por la adopción de decisiones equivocadas o el incumplimiento de promesas electorales.

Maravall analiza las estrategias puestas en práctica por el Gobierno de Felipe González, del que formó parte para enfrentarse a situaciones imprevistas, deterioradas o difíciles. El referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN, convocado en marzo de 1986, ejemplifica la búsqueda prospectiva desde el poder de apoyos dirigidos a encontrar las complicidades sociales necesarias para rectificar planteamientos anteriores; el PSOE utilizó como argumentos justificativos de su viraje sobre la Alianza Atlántica el cambio de las circunstancias y los condicionantes internacionales. El Gobierno de Felipe González también aplicó recursos retrospectivos para mantener el apoyo de sus votantes, quejosos de la severa política económica de ajuste emprendida en 1982: junto a la adopción simultánea de políticas sociales compensatorias en educación, sanidad y pensiones, la invocación exculpatoria a la mala herencia del pasado, la luz adivinable al fin del túnel y la amenaza de la llegada al poder del PP permitió a los socialistas revalidar su mandato en 1986. Pero no hay fórmulas mágicas para capear temporales y resistir en el poder indefinidamente: los escándalos derivados de la financiación ilegal del PSOE, la corrupción de algunos altos cargos y la guerra sucia contra ETA no pudieron ser contrarrestados en la cita de 1996 por Felipe González.

Manifestación en Madrid en 1986 para pedir la salida de España de la OTAN.
Manifestación en Madrid en 1986 para pedir la salida de España de la OTAN.ALFREDO GARCÍA FRANCÉS

La democracia por dentro

EN LOS SISTEMAS democráticos, el Gobierno no es sólo el agente de los votantes que le han confiado el poder; como actor principal, también debe rendir cuentas a un segundo mandante: el partido en cuyo nombre ha ganado los comicios. Surge, de esta forma, una compleja relación triangular en la que los gobernantes se ven sometidos a los requerimientos siempre distintos y a veces contradictorios de los electores y de los militantes: Maravall estudia el funcionamiento de la democracia interna de los partidos desde el punto de vista de esa doble dependencia en ocasiones esquizofrénica. La larga crisis padecida por el laborismo británico, desgarrado por las luchas intestinas y marginado del poder durante casi veinte años, y el contradictorio curso del PSOE desde el Congreso de Suresnes hasta la derrota de 1996, debida en buena medida a sus conflictos internos, arrojan una inquietante conclusión: "Un partido que sea a la vez unitario y transparente, democrático y disciplinado, es una rara avis política; en la mayoría de los casos no es fácil hacer compatible el rendimiento de cuentas democrático con el éxito político, ni en las elecciones ni en el ejercicio del poder".

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