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Columna
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Con consenso

El PP está basando una parte importante de su crítica al PSOE en el hecho de que, según asegura, no tiene una idea clara sobre la España que quiere y, lo que es peor, cada cual tiene su idea y la de todos es distinta. Sea cierta o falsa la apreciación que muchos comparten con el PP sobre la forma en que el PSOE afronta ese asunto, lo cierto es que el ya famoso documento socialista de Santillana contiene un discurso único, en el que aparecen comprometidos de Maragall a Rodríguez Ibarra, pasando por Manuel Chaves, Patxi López, Bono o Marcelino Iglesias y todos los demás dirigentes regionales socialistas. Hasta donde la memoria y los archivos llegan, es la primera vez que todos ellos componen una imagen de unidad tan compacta sobre un asunto tan resbaloso. El PSOE tiene una idea del Estado única, si hemos de fiarnos, más que de las interpretaciones ajenas, de aquello a lo que sus propios líderes se han comprometido firmando el documento de Santillana. Algunos critican de él su pretensión de conformar a todos, pero otros han resaltado, precisamente, el que afronta sin miedo la posibilidad de adaptar los Estatutos y la Constitución a los cambios políticos y sociales, siempre, eso sí, que se haga con un amplio consenso.

El presidente Chaves ya ha puesto en el centro del debate político andaluz la reforma de nuestro Estatuto y el PP ya se ha adelantado a oponerse a la reforma. Asegura Teófila Martínez que más que hablar de reforma, lo que hay que hacer es cumplir el que tenemos. Chaves, en línea con el documento de Santillana, la plantea para que, según explica, la Administración andaluza pueda afrontar más eficazmente los nuevos retos sociales. Seguramente no hay ley más fuerte que aquella que permite ser reformada para dar respuesta a las realidades y los cambios sociales de cada tiempo. El consenso con el que nacieron tanto la Constitución como el Estatuto las convirtió en leyes fuertes. Tan fuertes que en ellas mismas está considerada la posibilidad de, llegado el caso y la necesidad, ser reformadas. Igual que nacieron: con consenso. El debate está servido y sería bueno para todos, pero desde luego también para el PP, estar ahora dispuesto a afrontar sin temores el debate autonómico, al que la derecha renunció en el año 8o y que tan caro le costó.

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