"Alcanzaremos la Cataluña que muchos han soñado"
Han pasado 23 años desde que Convergència i Unió (CiU) se hizo con el Gobierno de la Generalitat. Lo ganó la vieja generación fundacional de la federación, la que vivió en las catacumbas por la persecución política. Ayer, todos aquellos dirigentes llenaban varios cientos de butacas de la sala de actos de La Pedrera, en Barcelona. En el estrado la atención se centraba en Artur Mas, la gran esperanza de esa nueva generación que ayer quiso solemnizar ante la vieja guardia su compromiso catalanista y fidelidad a los fundadores. "Alcanzaremos la Cataluña por la que muchos han luchado y han soñado", dijo el candidato de CiU, que fue presentado por Jordi Pujol como "un nacionalista auténtico". Ayer, el conseller en cap quiso explicarse como tal y trazar las líneas maestras de esa Cataluña que la generación de Pujol sólo ha visto en sueños.
El candidato de CiU garantiza su fidelidad al proyecto de Pujol
Lo hizo en un tono voluntariamente informal. Nada de papeles, allí donde el sentimiento y la ideología deben ejercer un papel importante. Mas quiso explicar no sólo su voluntad nacionalista, sino la de toda toda una nueva generación que no vivió la transición en primera persona, por diversas y variadas razones, desde la edad hasta el orden de prioridades.
Ahora esa nueva generación, que Mas encarna y quiere liderar, pretende tomar el relevo a la promoción de los que se licencian o ya han dejado el oficio: Pujol, Macià Alavedra, Miquel Roca o Josep Maria Cullell, ayer todos ellos atentos oyentes.
Mas, aun asumiendo la herencia de los 23 años de CiU, quiso colorear a su gusto esa Cataluña que Pujol y los de su generación y credo han soñado sólo en blanco y negro.
"No es un objetivo imposible", dijo un Mas que hizo una serie de propuestas no muy distantes de las que durante 23 años han dado la clave del éxito político a Convergència i Unió. Mas, como magistralmente ha hecho Pujol, no precisó el grado de soberanismo de ese proyecto. ¿Cuáles fueron las novedades? Pues asegurar que tras 23 años, esa nueva generación ve que "desde el Gobierno y la política no se puede conseguir todo", sentenció Mas. Los ideales, la utopía nacionalista, se aletarga en una sociedad que hace del hedonismo su estilo de vida, sintetizó el candidato de CiU a la Generalitat. Y en ese terreno, Mas aseguró que prefiere aumentar la conciencia social, ganar a medio plazo la hegemonia aun perdiendo inicialmente votos.
"Actuaremos sin complejos para defender nuestras señas de identidad; debemos introducir en el país mentalidad ganadora para superar retos y buscar nuevos horizontes", dijo Mas. Esa fue la de cal. Luego vino la de arena: "Actuaremos con humildad, conscientes de que el Gobierno y la política no lo pueden cambiar todo". Y prosiguió agitando ese cóctel de prudencia y audacia que tan buenos resultados ha dado a CiU. "Actuaremos con coherencia, porque debemos explicar nuestros objetivos y cómo conseguirlos, porque no podemos utilizar tantos lenguajes como públicos tengamos", sentenció, y puso como paladín de ese paradigma de los lenguajes a Jordi Pujol. Los últimos ingredientes fueron asunción de riesgos y actuar con fidelidad a Cataluña, aun a riesgo de perder votos.
Mas inisistió una y otra vez en que la conferencia de ayer tal vez no se celebraba en el momento más oportuno, pues contradecía lo que denominó el libro de estilo electoral. Pero ayer era el turno del proyecto ideológico, un paso importante que el candidato de CiU debía dar. Nadie duda del nacionalismo de Pujol, pero Mas debe enfatizar en una faceta poco perfilada.
Si el discurso del candidato estuvo exento de ataques a Pasqual Maragall, el de su presentador, Jordi Pujol, fue lo contrario: "Hay quien dice que el nacionalismo es guerra y violencia; pues nosotros en 23 años de Gobierno nacionalista hemos contruido un país basado en la convivencia la cohesión social y la paz".
