Piqué se lanza a la arena para frenar los "arrebatos" de los otros partidos

Ha sido el último de todos los candidatos en lanzarse a la arena electoral, pero Josep Piqué hizo ayer una rotunda entrada a la carrera de las autonómicas, acompañado de seis miembros del Gobierno y del nuevo líder del PP, Mariano Rajoy. Ante los 1.500 entusiastas del partido que lo acompañaron en el hotel Arts de Barcelona, Piqué se ofreció para frenar los "arrebatos" del resto de partidos catalanes, que pretenden reformar el Estatuto, y volvió a hacer votos en favor de su propuesta "catalanista", entendida como un proyecto meramente modernizador de Cataluña y España, desprovisto de cualquier nueva demanda autonomista.

Piqué quiere hacer partícipe al electorado de su propia trayectoria personal: empezó en el comunista PSUC -la opción hegemónica del antifranquismo catalán-, prosiguió en la Administración de la Generalitat de la mano de Esquerra Republicana y ahora considera que todos los objetivos que perseguía ya están más que cumplidos en la España gobernada por el PP en el marco de la Constitución y del Estatuto. Alterar las reglas de juego supone, según volvió a subrayar ayer, dar rienda suelta al "arrebato".

En un discurso bilingüe -pero mayoritariamente en catalán-, Piqué acusó al resto de partidos de "utilizar el Estatuto con fines partidistas". "Los ciudadanos deben saber que el señor Mas y el señor Maragall plantean reabrir el pacto constitucional", advirtió el candidato conservador, quien subrayó que estos partidos se encontrarán "con la clara oposición del PP". El candidato no escatimó las clásicas muestras de "amor" a España que con tanta facilidad arrancan aplausos en los actos del partido.

Descartada la posibilidad de pactar con los socialistas -los grandes rivales del PP a nivel nacional-, Piqué aspira a tener suficiente fuerza electoral como para pactar con CiU tras las elecciones y moderar sus pretensiones para adecuarlas al actual marco institucional.